En busca de un gentilicio para la provincia Santo Domingo

SANTO DOMINGO. Identificar a los seres humanos por sus poblados de origen ha sido una necesidad prehistórica. Los gentilicios o gentilitates sirvieron para ilustrar la profesión del hombre, también la clase social, el tronco familiar, el nombre del amo del esclavo, y el tipo de hábitat de donde se provenía, algunos de ellos se convirtieron en apellidos.

El gentilicio se utiliza en la actualidad para indicar la provincia, municipio, ciudad o lugar de procedencia. Otorga un sentimiento de propiedad, en ocasiones chauvinista, que sirve para destacar a la región. Por eso se escucha hablar con orgullo del “plátano barahonero”, “la yuca mocana”, “el pelotero petromacorisano”, “la catibía higüeyana”, “el mango banilejo”, “el chivo liniero”, vincula directamente a una región o provincia, aunque en ocasiones se use el gentilicio de forma despectiva.

En términos generales, indica un cariño destacado hacia la “patria chica”, y es por eso que el natural de Las Matas de Farfán, municipio de la provincia San Juan, prefiere que le digan “matero” y no “sanjuanero”.

Los naturales de la República Dominicana son dominicanos. De acuerdo con la Real Academia Española, y consultado con la Fundación Guzmán Ariza Pro Academia Dominicana de la Lengua (Fundéu), esa denominación también es aplicable al natural de Santo Domingo.

Sin embargo, tras la separación del Distrito Nacional y la provincia Santo Domingo, el Artículo 13 de la Constitución señala que el Distrito Nacional es “la capital de la República y el asiento del gobierno nacional”. Lo que significa que los naturales de la provincia Santo Domingo ya no son capitaleños.

Así las cosas, el natural de la provincia de Santo Domingo se ha quedado sin gentilicio, a pesar de ser la provincia con mayor número de habitantes del país.