Una visión de futuro para el tránsito

Una ciudad colapsada (5 de 5). Para mejorar la situación, se hace necesario recuperar la credibilidad de los funcionarios del sector transporte actualmente desacreditados ante la opinión pública. Por Hamlet Hermann.

La creación de parques infantiles de educación vial ayudaría en la formación de los futuros conductores. (Fuente externa)

Los enormes gastos que han sido acometidos en el sector transporte en lo que va de siglo 21 han demostrado no ser suficientes para ordenar el tránsito, ni tan necesarios como para beneficiar a la ciudadanía. A pesar del descomunal gasto, la situación de las vías urbanas empeora cada día que pasa.

Este es un momento histórico en el que, entre los gobernantes, debe predominar la honestidad y la humildad, no la grandiosidad faraónica. No es momento de realizar cirugías de corazón abierto en el cuerpo de la ciudad, sino tiempo de incidir con acupunturas urbanas que resuelvan los problemas, poco a poco, actuando sobre las líneas energéticas de las vías y las intersecciones.

Toca ahora racionalizar la búsqueda de rutas alternativas para que la población se desplace por toda la ciudad, por las sencillas calles, las que deben adecuarse, evadiendo así la sobrecarga de las autopistas que atraviesan el corazón de la ciudad.

Constituye un asunto de orden recuperar la credibilidad de los funcionarios del sector transporte, así como de los agentes fiscalizadores de tránsito, actualmente desacreditados ante la opinión pública.

La estructura gobernante actual no debía permitirse el lujo de que la negligencia e incapacidad de la Alcaldía del Distrito Nacional se asocie con sus intenciones de ordenar la ciudad.

Crear un solo organismo, institucionalizado y capaz, es un deber impostergable. Mientras, es preciso establecer un orden de precedencia entre los organismos gubernamentales, sin inventar burocracias inútiles que sólo vulneran el poder y el prestigio del Estado nacional. Una sola institución a cargo del transporte y el tránsito para que aplique una sola política, coherente y eficiente, en el sector.