Criollos en Holanda lo tienen casi todo

Santo Domingo. No carecen de alimentos, ropa, salud, vivienda ni de oportunidades educativas. Los dominicanos que viven en Holanda están urgidos de un bien inmaterial: un empujón que levante su autoestima y la capacidad de mirar hacia el futuro con un sentido de progreso.

Satisfacer esa necesidad no es una tarea fácil para un representante consular, pero Margarita Pérez, cónsul general de República Dominicana en Holanda, ha decidido seguir intentándolo. Más aún después de verificar el alto número de personas que conforma la comunidad dominicana, aproximadamente 112, 843 criollos, según datos de la Oficina Central de Estadística de Holanda. Aunque el gobierno holandés proporciona a los emigrantes un subsidio que oscila entre los 1,000 y 1,800 euros, vivienda y centros de estudio para que aprendan el holandés y se incorporen al mercado laboral, Pérez asegura que "la mayoría de los dominicanos inicia los estudios y luego se sale de la escuela".

Tal vez, esa sea una de las razones por la que resulta difícil encontrar a un dominicano que ocupe una posición gerencial en empresa u oficina del gobierno. "Lo que tenemos es una comunidad un poco conformista porque lo que cobrarían trabajando por un salario mínimo es lo mismo que reciben del Estado", dice Pérez.

Un censo realizado por el Consulado General Dominicano en Holanda reveló que un 39% de la población económica activa está representado por amas de casa, el 25% está estudiando y el oficio de peluquera es de los más ejercidos por dominicanas en las ciudades de Amsterdam, Rótterdam y Den Haag.

El instrumento de investigación fue practicado a 625 dominicanos. En el censo, los obreros representan el 6% del total y oscila entre el 3% y el 2% los que se desempeñan como camareros, chefs de cocina, comerciantes y empleados privados de limpieza.