Crítica - La terminal



Si quedaba alguna duda, con este filme Spielberg confirma que es un maestro en el manejo de las emociones. Desde la primera escena atrapa al espectador y le lleva de paseo por la tragicomedia, la comedia romántica y la denuncia social.


Todo un recorrido cuyo hilo conductor es la esperanza, sentimiento que el director desarrolla a plenitud con Viktor Navorski, personaje interpretado por el versátil y camaleónico Tom Hanks. Difícil mantener la distancia, ya que, a través de la compasión que genera el personaje protagonista, logra desatar procesos de identificación con el espectador, que van desde la solidaridad hasta las lágrimas.


El filme es también una interesante pieza retórica en cuanto a su contenido moral. El guión maneja con audacia y originalidad los límites de la ética en el ejercicio del poder dentro de la sociedad norteamericana. La interpretación de la ley por parte de los funcionarios de migración y la integridad de Navorski, entran en conflicto, generando diálogos y situaciones de fina ironía.

La historia está basada en situaciones reales; inspiraron a los guionistas aquellos anónimos viajeros que por diversas circunstancias se convirtieron en apátridas y debieron arreglárselas para vivir por largas temporadas en el interior de los aeropuertos.

Más de dos horas que pasan rápido, ya que el relato se estructura desde una premisa: nada es superfluo, cada plano es significativo respecto del conjunto. Así, el espectador asiste a una progresión dramática in crescendo que permanece fiel al espíritu de la historia narrada. Podrá criticarse su efectismo, especialmente en la escena romántica clave, pero no debe perderse de vista que ello obedece a una planificación mayor, que tiene por objetivo la manipulación de la emociones. Así, el director somete a sus víctimas – los espectadores – a una verdadera montaña rusa de emociones; cuando se cree estar viendo una comedia, de pronto ésta no es, cuando cree estar asistiendo al tradicional final feliz, éste ya no fue. Por esta manera de abordar el trabajo fílmico nos recuerda a las películas de Alfred Hitchcock y a Charles Chaplin, dos expertos en la mezcla de géneros para el manejo de las emociones.

Otro elemento significativo lo constituyen los actores de soporte, especialmente el personaje antagonista, rol asignado a Stanley Tucci, especialista en hacer papeles de funcionario frío y calculador; su interpretación de Frank Dixon, el despreciable oficial de seguridad del aeropuerto, raya en la caricatura, factor que permite la animadversión automática del público. Catherine Zeta-Jones sin embargo, se nota en extremo etérea y no logra convencer del todo en su papel de azafata atrapada en sus venenosos amores. Sólidos vemos a la dominicana Zoe Saldana como la oficial Torres y al mexicano Diego Luna en su papel de operario enamorado. Filme del todo recomendable para quienes necesiten un sacudón de emociones.

The terminal. Estados Unidos, 2004. 128 minutos.

Dirección: Steven Spielberg

Guión: Sacha Gervasi y Jeff Nathanson

Música: Benny Golson, John Williams

Fotografía: Janusz Kaminski

Intérpretes:

Tom Hanks

Catherine Zeta-Jones

Stanley Tucci

Chi McBride

Diego Luna

Zoe Saldana