La brecha digital, un escollo para un año escolar en pandemia

En la actual emergencia sanitaria, la teleeducación emerge como una salida para garantizar la continuidad de la docencia, pero tiene sus dificultades.

El avance imparable de la pandemia del COVID-19 en República Dominicana, con más de 50,000 contagios y de un de millar de fallecidos, plantea un panorama complejo para continuar la formación de los estudiantes de distintos niveles sin recurrir a agruparlos en espacios cerrados que se conviertan en focos de nuevos contagios.

El sistema educativo se vio forzado a terminar el programa de docencia del último año a través de plataformas online, como Zoom, WhatsApp o Team.

Pero en mayo, cuando la situación de la pandemia mostraba una curva descendente, el Consejo Nacional de Educación se reunió y estableció el 24 de agosto como fecha de inicio del Año Escolar 2020-2021.

El pasado 13 de julio, el ministro de Educación, Antonio Peña Mirabal planteó que las clases se impartirán de forma semipresencial, con secciones divididas en dos, para propiciar el distanciamiento social conforme el protocolo diseñado para ello.

Pero el rebrote del COVID-19 ha obligado a los sectores a repensar la suerte del actual ciclo docente. ¿Cuándo empezar? y ¿de qué forma? son las preguntas más apremiantes en medio de las voces que se han levantado, sobre todo de padres que proclaman en las redes sociales “#MisHijosNoVanPalColegio” o de universitarios que claman a la estatal Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) “#NoMeMatesUASD”, en rechazo a la docencia presencial y el peligro sanitario que representa en medio de una pandemia que desborda el sistema sanitario.

Luego de salvadas las competencias de uso en el profesorado, siguen pendientes las posibilidades de acceso, que para el tecnólogo Mite Nishio, constituyen una barrera para la educación online.

“Lo mínimo que se requiere es electricidad, equipo informático, conectividad a Internet. La electricidad es un problema por sí misma, hay lugares del país que no tienen o que es muy precaria”, comenta.

Luego repara en el tipo de equipos que deberán usarse. “Una laptop con configuración mínima puede costar entre 15,000 y 25,000 pesos –dice– por lo que la alternativa que está al alcance de la mayoría de las familias es el teléfono inteligente”.

En 2017, mientras exponía la meta del Gobierno de dotar de computadoras a 950,00 estudiantes en todo el país a través del programa República Digital Educación, la viceministra Zoraima Cuello, explicaba que 40 mil equipos se entregarían en 2017 y 300 mil al año siguiente. “Así, hasta completar el resto durante el año escolar 2019-20, sumando un total de 950 mil dispositivos”, dijo.

En la web de República Digital se explica que, como parte del proyecto “Un estudiante, una computadora-Un maestro, una computadora” existen 430,165 estudiantes y 34, 436 docentes formados y con computadoras.

De acuerdo a la ADP, en el sistema de educación preuniversitaria público hay unos 105,000 profesores. El 19 de agosto del año pasado, cuando se inició el año escolar 2019-2020, las autoridades educativas anunciaron un total de matriculados de 2.9 millones, de los que 2.1 millón iban a la escuela pública.

Nishio sugiere el teléfono móvil como el equipo en el que se imparta la docencia. “Los teléfonos inteligentes pudieran usarse para clases online, con un costo entre los 5,000 pesos y 10,000 pesos para lo que se conoce como teléfonos inteligentes de gama baja”.

Toma como referencia el hecho de que en el país hay 8.9 millones de líneas celulares, de los cuales 6.9 millones tienen servicio de data. Hasta el trimestre enero-marzo 2020, el Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (Indotel) reportaba 6.7 millones de líneas móviles con servicio de datas.

Servicios de Internet

El 39.8% de la población de 5 años manifestó haber utilizado una computadora en los tres meses anteriores a la aplicación de la Encuesta Nacional de Hogares de Propósitos Múltiples (Enhogar 2018), de la Oficina Nacional de Estadística (ONE).

“A su vez, el 74.8% declaró haber utilizado Internet y un 89.8% reveló haber usado teléfono celular en el mismo período de referencia”, añade la Enhogar 2018.

“La conexión a internet es un reto para muchos hogares. Lo ideal es que tengan un plan de Internet fijo con suficiente ancho de banda para que todos los miembros de la familia puedan realizar sus actividades, los padres su trabajo y los hijos sus estudios”, comenta el experto en tecnología Mite Nishio.

Hasta marzo pasado, Indotel reporta un total de 8.2 millones de cuentas de Internet, aunque Nishio entiende que ya suman 8.3 millones y que el 74.8% de la población es usuaria de este servicio.

Para dar una idea de la cantidad de ancho de banda necesaria en una posible clase virtual, el tecnólogo pone de ejemplo la velocidad requerida por los servicios de reuniones virtuales:

Sobre el costo de adquirir esos servicios, existen diferentes planes en el mercado. Las dos principales operadoras en el país, en función del número de usuarios, son Claro y Altice que tienen paquetes que van desde RD$750 por 4Mbps de internet fijo, en Claro, y RD$890 por 3Mbps, en Altice.

En internet móvil, los planes de Claro van desde los RD$295 por 3GB, y Altice ofrece 3GB más un bono de 6GB de por vida por RD$399.

Claro, sin embargo, firmó un acuerdo con el Ministerio de Educación Superior Ciencia y Tecnología (MESCyT) y la Asociación Dominicana de Universidades que facilitará el acceso de conectividad a más de 600 mil estudiantes y 30,000 docentes de 51 universidades.

Para ellos estableció planes de Internet fijo y móvil con precios especiales que van desde RD$695 para el servicio de 4mbps Universitario Fijo, RD$795 por 50GB Universitario Móvil y RD$ 895 por 10Mbps Universitario Fijo.

Pero aún estas facilidades, el país deberá superar los problemas de conexión, muchos usuarios expresan quejas con la calidad del servicio, inconformidades que han aumentado con la pandemia debido a la alta demanda de personas trabajando desde sus casas.

Solo en diciembre pasado, los usuarios de Claro, presentaron 12,667 reclamaciones por problemas con el servicio de internet a Indotel. De esa cantidad, 8,537 (el 67 %) fueron por asuntos relacionados a la calidad.

Altice acumuló 3,982 reclamaciones y, aunque presenta cero en calidad de servicio, tiene 1,920 por averías, conforme los datos que registra el Indotel.

Los problemas de conexión son la principal dificultad afrontada por los estudiantes universitarios de América Latina para continuar sus estudios universitarios durante la pandemia. Así lo arrojó el informe “COVID-19 y educación superior. De los efectos inmediatos al día después” realizado por el Instituto Internacional de la Unesco para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (Iesalc).

El director del Iesalc, Francesc Pedró, al ofrecer detalles del estudio en mayo pasado, indicó que, conforme las estadísticas disponibles, “solo el 51% de los hogares en América Latina dispone de los dispositivos y banda ancha apropiados para garantizar la educación a distancia con estándares de calidad”.

Televisión y radio

El primer caso de COVID-19 en el país se reportó el 1 de marzo y el 19 de ese mismo mes, el Poder Ejecutivo decretó un estado de emergencia que paralizó todas aquellas actividades que no fueran esenciales.

La docencia presencial fue suspendida y los centros educativos acudieron a los medios tecnológicos para continuar el programa docente. Pero como recuerda la presidenta de la ADP, Xiomara Guante, la escuela pública culminó el año con la clase impartida hasta marzo, calculada en el 70% de contenido programado, debido a que no todos los estudiantes pudieron acceder a los medios tecnológicos.

De ejemplo pone lugares remotos del país donde ni siquiera hay líneas telefónicas. Para esos casos plantea el uso de la radio y la televisión como medios para llevar los contenidos, previamente diseñados para esas plataformas.

También sugiere que desde el Gobierno se establezcan puntos de interconexión para cubrir algunas zonas, o que se llegue a algún tipo de acuerdo para que las telefónicas se establezcan en aquellos lugares que hoy no le resultan rentables.

Es periodista en Diario Libre.