Entorno de la UASD anarquizado por un gran mercado informal
Cerca de 100,000 alumnos asisten a la sede central cada día
Cerca de 100,000 alumnos asisten a la sede central cada día, generando un flujo diario de personas muy dinámico en el sector donde está ubicado el campus.
Los negocios formales están relativamente organizados, sin embargo, tampoco suplen el mercado, entonces vemos como los espacios públicos del amplio perímetro universitario se han convertido en un mercadito, donde se comercializa prácticamente de todo, los vendedores se van parando uno al lado del otro hasta crear un "punto comercial", su ubicación es anárquica, hay tramos donde se impide el paso libre de los peatones por las aceras y entorpece el tránsito de vehículos por las calles, la situación toma connotaciones más serias cuando vemos el inadecuado manejo y venta de alimentos, estos individuos pasan un promedio de 8 a 10 horas diarias en sus puntos de venta y sus necesidades físicas o de aseo se hacen donde sea posible, muchas veces en plena vía, es que no hay baños públicos disponibles.
Algunos aspectos positivos se derivan de este fenómeno: la Zona Universitaria cuenta con uno de los mejores servicios de transporte público, empero, es anárquico, muy pocos respetan las normas, las rutas de autobuses establecen paradas sin previo aviso y donde les parece mejor, con una ausencia total de controles por parte de las autoridades estatales, universitarias y mucho menos de la comunidad que vive en el sector.
Este gran caos provoca la queja de todos, residentes, comerciantes, transeúntes y universitarios, parecería que el entorno de UASD se ha convertido en tierra de nadie. Los vendedores por su lado ejercen presión al Gobierno para que no los quiten del lugar, los transportistas también hacen lo suyo, apelando a que están desempleados y son ¨PDF¨ padres de familia, status que parece darles cierta licencia para anarquizar y apropiarse de los espacios públicos, espacios que son de todos, las autoridades no toman acción y siguen aumentando el desorden haciéndose cada vez más inmanejable.
Es impostergable el establecimiento y aplicación de reglas claras que permitan que las actividades se desarrollen de manera ordenada y segura, entonces cada uno de los sectores se debe convertir en fiscalizador del cumplimiento de este proceso.
Santo Domingo es una urbe viva, en constante cambio, con grandes problemas, pero las mega-soluciones requieren más presupuesto, más aprobaciones, más técnicos, más tiempo, en fin son más difíciles de lograr, especialmente en tiempos de crisis, son momentos de promover una gestión urbana con soluciones sectoriales apegadas a un Plan Maestro y que involucre a todos los segmentos que intervienen, esto puede hacer la diferencia para convertir la ciudad en un espacio más vivible, más humano y más amigable en términos sociales, ambientales y económicos.