Estudio: Dietas radicales conducirían a adolescentes a obesidad

Las adolescentes que están deprimidas o prueban dietas radicales, como vomitar, son más propensas a ser obesas que aquellas que consumen alimentos ricos en grasa o que a veces se atiborran de comida, sugiere un estudio de cuatro años.

Los investigadores dijeron que los métodos severos para controlar el peso --incluyendo saltarse comidas y usar laxantes -- pueden provocar un aumento de peso en lugar de una pérdida.

"Muchos de estos comportamientos a los que están recurriendo muchachas adolescentes no son efectivos para controlar la obesidad", dijo Eric Stice, profesor investigador de psicología de la Universidad de Texas en Austin.

Una experta no involucrada con el estudio dijo que los resultados no son nada sorprendentes.

"Sabemos que las dietas estrictas de hecho llevan a comer demasiado o a un cambio en el metabolismo", dijo Lisa Dorfman, una dietista y psicoterapeuta, vocera de la Asociación Dietética Estadounidense. "Tu cuerpo disminuye su actividad porque no sabe cuándo vendrá la próxima comida normal. Comerse un pedazo de pastel es más sano que hacer dieta durante una semana y entonces comerse todo un pastel".

El estudio, que incluyó a 496 muchachas del área de Austin de entre 11 y 15 años de edad, fue publicado en la edición de abril de la revista Journal of Consulting and Clinical Psychology de la Asociación Psicológica Estadounidense.

Stice dijo que el mensaje del estudio es que las jovencitas necesitan cuidar la cantidad de calorías que consumen y hacer ejercicio físico. "No consuman más calorías de las que necesitan", recomendó.

Mientras el estudio halló que ingerir alimentos ricos en grasa, darse una comilona o hacer poco ejercicio no aseguran que una persona será obesa, Stice dijo que los efectos son difíciles de medir con precisión porque a muchas jóvenes les cuesta admitir que comen comidas grasosas o que son sedentarias.

El estudio encontró que otro factor de obesidad fue si los padres de las chicas eran obesos, una relación que según Stice puede explicarse no sólo como algo genético, sino por los hábitos alimenticios de la familia.

Respecto a la relación de la depresión, quienes la padecen podrían comer de más por placer o distracción, pero el estudio indicó que también es posible que la falta del químico serotonina -- una condición a menudo vista en personas deprimidas -- lleva a un mayor consumo de carbohidratos.