400 mil personas trabajaron en el alunizaje de Apolo 11

Aquí la historias de cuatro de ellas

Algunos de esas personas van a participar en las ceremonias de conmemoración del 550mo aniversario esta semana (Fuente externa)

El alunizaje de Neil Armstrong y Buzz Aldrin con la Apolo 11 hace medio siglo fue posible gracias al trabajo de 400.000 personas.

Fue un esfuerzo monumental en el que participaron ingenieros, científicos, mecánicos, técnicos, pilotos, buzos, costureras, secretarias y otro tipo de personal de todo el país para hacer posible que el hombre pisase por primera vez la Luna.

Algunos de ellos van a participar en las ceremonias de conmemoración del 550mo aniversario esta semana.

Historias de cuatro de ellos:

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En medio de un mar de camisas blancas y corbatas negras adentro del centro de comando de la Apolo 11 estaba JoAnn Morgan.

Cuando quedaba una hora en la cuenta regresiva, todo el mundo fue evacuado y solo quedó allí la tripulación.

“Si bien no éramos considerados figuras importantes, estuvimos allí para ayudar a los astronautas si lo necesitaban. Fue emocionante”, dijo Olkowski.

Poco después Olkowski dejó su trabajo para ir a la universidad e hizo toda una carrera con General Telephone y Electronics Corp. Hoy es un jubilado de 74 años que vive en League City, Texas, muy cerca del Centro Espacial Johnson de la NASA.

Hace aproximadamente una década Olkowski pudo conocer a Collins.

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Se puede decir que Spencer Gardner fue la mano derecha del director de vuelos de la NASA Gene Kranz durante la misión de la Apolo 11.

Como oficial a cargo de las operaciones de vuelo del Centro de Control de la Misión, Gardner estaba sentado a la derecha de Kranz, del otro lado de un pasillo. Tenía 26 años y fue uno de los controladores de vuelo más jóvenes cuando la cápsula con Armstrong y Aldrin se posó en el Mar de la Tranquilidad de la Luna el 20 de julio de 1969.

Su trabajo era estar pendiente de los astronautas y ayudar a tomar medidas de emergencia si algo pasaba.

Hoy dice que le hubiera gustado poder disfrutar más el momento del alunizaje, pero no tuvo tiempo de hacerlo porque debía estar pendiente de muchas cosas.

Cuando la cápsula aterrizó y terminó su turno, se fue a la casa de un amigo donde un montón de gente veía por televisión el paso gigante para la humanidad de Armstrong.

Gardner no estuvo de turno el día del regreso, el 24 de julio. Pero fue al Centro de Control de todos modos y participó en las celebraciones.

Trabajó en otras cinco misiones de la Apolo y estudió derecho. Dejó la NASA en 1974 y llegó a ser procurador adjunto. Luego trabajó con una oficina de abogados. Sigue ejerciendo como abogado a los 76 años.

Clancy Hatleberg, hombre rana de la Armada, fue el primero en darles la bienvenida a los astronautas de la Apolo 11.

Su misión era descontaminar a Armstrong, Aldrin y Collins, y a su módulo, el Columbia, inmediatamente después de que cayese al océano Pacífico.

Los astronautas tenían que ser colocados en cuarentena. De lo contrario, quién sabe qué gérmenes podían traer.

La posibilidad de que trajesen insectos lunares “preocupaba mucho”, aseguró Hatleberg, quien tenía 25 años por entonces y venía de integran un equipo de demoliciones submarinas en Vietnam.

Fue uno de cuatro hombres rana que saltaron al agua desde un helicóptero. Los otros aseguraron la cápsula y luego la trasladaron en una balsa. Ahí fue que intervino Hatleberg, rociando y limpiando a los astronautas con desinfectante.

Usando equipo protector, Hatleberg fue quien abrió la compuerta y tiró adentro tres trajes. Cuando los astronautas se colocaron las indumentarias, salieron de la cápsula uno por uno y se montaron en una balsa.

El primero en salir le dio la mano. Hatleberg hizo una pausa. Ese no era el protocolo que había ensayado con la NASA. Pero estrechó su mano de todos modos.

Después de que Hatleberg los lavó con una potente solución de lavandina, los astronautas fueron izados hasta un helicóptero que los llevó la nave USS Hornet, donde los esperaba el presidente Richard Nixon y una sala de cuarentena.

Hatleberg limpió el Columbia también y fue llevado al portaviones. Limpió asimismo la balsa y un aro de flotación que rodeó la nave, y luego los pinchó y los vio hundirse en el mar, junto con su uniforme.

“Hubo mucha gente con trabajos más importantes que el mío”, dijo Hatleberg, quien todavía se asombra por lo que hicieron los astronautas. “Ellos fueron los que arriesgaron sus vidas para dar ese paso gigante para la humanidad. Siempre serán unos héroes para mí”.

Hatleberg, quien tiene 75 años y sigue trabajando como ingeniero en Laurel, Maryland, cuanta que siempre pensó que el primer astronauta que ayudó a salir de la cápsula fue Aldrin. Hasta que hace aproximadamente un año un conservador del Hornet estudió una vieja filmación y examinó el nombre que llevaba el primero.

Decía Armstrong.

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El Departamento de Salud y Ciencias de la Associated Press recibe apoyo del Departamento de Educación Científica del Instituto Médico Howard Hughes. La AP es la única responsable del contenido.

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