Donald Trump: el inquietante limbo de la incertidumbre

¿Y América Latina? Luego de su inesperada victoria en las elecciones presidenciales de EE.UU., la posible relación del futuro mandatario con América Latina parece tener una dirección difusa.

Incertidumbre. Es la palabra reiterada ante cualquier intento de pautar una perspectiva sobre el próximo presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, que se juramentará el próximo 20 de enero, y cuya administración afectará para lo mejor o para lo peor a toda América Latina.

“Estamos en un nuevo terreno político en Estados Unidos pues en la historia reciente no hemos tenido un candidato a la presidencia como Donald Trump, así que no sabemos si su retórica de campaña y la política de su gobierno van a coincidir”, expresa John Gutiérrez, profesor de Estudios Latinoamericanos del John Jay College de Nueva York.

Considera que nadie puede decir con seguridad cuál será la política del futuro mandatario hacia América Latina, aunque las pistas que dan algunos propuestos para su gabinete y asesores parece dirigirse a un cambio con relación al presidente saliente, el demócrata Barack Obama. Entre ellos menciona a John Bolton, el exembajador de la ONU y candidato a subsecretario de Estado, “quien ha tomado posiciones que pudiéramos decir un poco agresivas en cuanto a la posición de Estados Unidos en América Latina”.

Otra señal, apunta, es el proceso de apertura a Cuba. “Uno de los temas emblemáticos del gobierno de Obama ha sido el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba y uno de los asesores de Trump, Mauricio Claver Carone, es uno de los principales críticos de esa política”. Claver Carone es el director ejecutivo del US-Cuba Democracy PAC, un grupo reconocido como de cabildeo proembargo en Washington.

Para el analista político Robert Valencia, las posibilidades de hablar de manera concreta sobre las futuras acciones de Trump se diluyen ante su carácter errático. “Todo, absolutamente todo, en los aspectos de la vida nacional hay una incertidumbre. Estados Unidos está en vilo”.

Migración y deportaciones

La periodista Eileen Truax, autora del libro Dreamers, la lucha de una generación por su sueño americano, expresa su mayor preocupación en el futuro de los menores de edad indocumentados llevados por sus padres a Estados Unidos, favorecidos por políticas que le han permitido su permanencia temporal como la Acción Diferida para Llegadas en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés).

“La factura política de deportar a esta población es muy cara. Posiblemente a él no le importe, pero pienso que dentro del Partido Republicano lo saben, y están negociando para que haya moderación”, expresa.

La preocupación es compartida también por el profesor John Gutiérrez. “Me parece que una de las cosas que pudiera hacer es eliminar por completo las protecciones ofrecidas por DACA y DAPA (Acción Diferida para los Padres de hijos estadounidenses y residentes permanentes legales) y que esos jóvenes fueran junto a sus familias deportados del país”.

En cuanto a las deportaciones masivas, Truax es tajante ante lo que considera fueron promesas de campaña “imposibles de lograr”. “Lo que dice ahora, muro en unas partes, barda en otras, nada en otras; dos o tres millones de deportados –que es lo que ha deportado Obama en su administración–, es lo que es viable, lo que realmente se puede hacer”.

Gutierrez es más escueto. “No sabemos si su retórica de campaña y la política de su gobierno van a coincidir”.

¿Y República Dominicana?

El tema económico es probablemente lo que más afectaría a República Dominicana. El economista Luis Veras plantea que de cumplirse las políticas de nacionalismo económico de Trump, la inflación sería elemento más preocupante.

“Ellos piensan incrementar el gasto en infraestructura lo cual va a poner a rodar más dinero en la economía estadounidense, lo que va a generar inflación. Significa que el dólar se nos encarece, y los bienes que importamos, entonces cuando el dólar encarece significa más inflación”, expone.

Ante el escenario el Banco Central tendría dos opciones. “Uno dejar que el crecimiento económico siga siendo fuerte, pero también que vaya acompañado de devaluación de peso e inflación, o controlar el peso y controlar la inflación pero va a tener una reducción signficativa de un crecimiento económico”.