Plaga de caracoles gigantes azota Cuba y enciende alarmas

Las autoridades cubanas movilizaron su sistema de Defensa Civil para enfrentar a la plaga

En esta foto del 28 de agosto de 2019, una serie de caracoles gigantes africanos se reúnen en un rincón de La Habana, Cuba. (AP Foto / Ismael Francisco)

Silenciosamente y sin pausa una especie de caracol gigante procedente de África invadió Cuba. Con sus conchas brillantes de vetas blancas y marrones y hasta 20 centímetros de largo, los moluscos son actualmente el enemigo público número uno de los epidemiólogos de la isla.

En los últimos meses las autoridades cubanas movilizaron su poderoso sistema de Defensa Civil para enfrentar a la plaga que tiene asustada a la población por su capacidad para transmitir enfermedades y dañar cultivos, al tiempo que muchos lamentan la falta de recursos y la demora en reaccionar.

“Nunca antes había sabido de ellos, pero ya están en todos lados”, dijo a The Associated Press Yusmila Marín, una enfermera de 29 años y madre de dos niños que vive en una de las manzanas más afectadas por el caracol gigante africano (Achatina fulica) en la Villa Panamericana. “De hoy para mañana comenzaron a salir y los vecinos nos preguntábamos de dónde vienen. Nos pasaban por el lado paseando, grandes, medianos, chiquitos”.

Marín y unas 400 familias que habitan en una docena de edificios multifamiliares de la villa, ubicada a unos 10 kilómetros al este de La Habana Vieja, tuvieron que restringir el juego de sus hijos en los patios comunes y las pequeñas parcelas llenas de árboles de plátanos, aguacates y guanábanas de los cuales ya no obtienen frutos.

Por las mañanas y en los días húmedos, el soporífero calor caribeño invita a los caracoles a subir por las plantas, cruzar escaleras, trepar paredes y cercas y amontonarse en los rincones o bajo las hojas caídas, constató AP.

En el medio del parque, alrededor del cual se elevan las construcciones multifamiliares, hay dos enormes cisternas de agua. Allí también se metieron los moluscos, cuyas conchas quemadas o partidas por los habitantes se ven por todos lados.

Los expertos les han indicado a los ciudadanos que recolecten los moluscos, los destruyan o quemen y que luego los entierren en envases herméticos. Muchas personas entendieron que estos recipientes debían ser de plástico, lo que ocasionó más problemas por la carga contaminante de ese material.

También se recomendó sumergirlos en agua con sal, pero la población se queja de no contar más que con lo que les da el Estado para la cocción de alimentos. Y la cal, que podría usarse como alternativa, es difícil de conseguir.

Ante la gravedad de la situación, desde mediados de año las autoridades organizaron una comisión de trabajo multidisciplinaria integrada por los ministerios de Salud Pública, Educación, y Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, así como el Instituto de Investigaciones de Sanidad Vegetal que está dirigida por la Defensa Civil, una institución reconocida por su eficacia para en salvar vidas durante desastres naturales o combatir los mosquitos en las epidemias de dengue.

El equipo comenzó un trabajo de concientización con cortos y programas especiales en televisión y carteles en las escuelas, al tiempo que convocó a voluntarios para erradicar a los caracoles.

Marín y sus vecinos ya se juntaban desde hace más de un año cada 15 días y recogían por lo menos dos tanques repletos de caracoles. Aunque la labor ha dado resultado, pues se observan menos moluscos y de menor tamaño, el problema está lejos de resolverse.

El ambientalista Díaz sostuvo que esas acciones deberían estar controladas por personas capacitadas , ya que algunas recogen los ejemplares sin siquiera colocarse guantes y tendrían que ser los organismos estatales especializados los encargados de eliminar a los caracoles.

“Es un reto muy difícil. Ningún país ha logrado controlar la plaga y Cuba no la erradicará tampoco ni a corto ni a mediano plazo”, lamentó Díaz. “Pero es imperativo que a nivel nacional se diseñe una estrategia para detener su expansión, impedir que acceda a los cultivos, a las áreas protegidas de alto valor ecológico y a las comunidades humanas”.

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