Once bandas poderosas de narcotráfico tenían el control provincia Peravia

Como si tratara de tierra de nadie, por varias décadas los grupos del narcotráfico se apoderaron de la provincia Peravia y llegaron a implantar estructuras organizadas, que operaban libremente, mientras las autoridades se hacían de la vista gorda.

Cada grupo tenía una demarcación delimitada de operación, donde ubicaba los puntos de distribución de drogas. Para evitar enfrentamientos, los grupos no podían interferir en el terreno del otro, aunque ocurría, y entonces se desencadenaban balaceras, las cuales llevaban más intranquilidad a esa provincia del sur del país.

Negocio de familia

Sin embargo, entre algunas bandas había conexiones para hacer transacciones. Según informaciones oficiales, muchas redes supuestamente funcionaban como empresas de familia, ya que alegadamente los cabecillas elegían a sus parejas sentimentales o a sus hermanos como los segundos al mando del negocio ilícito.

Por ejemplo, una de las estructuras más poderosas era la de Wellinton Muñoz (Ikita), quien tiene medida de coerción. De acuerdo con el Ministerio Público, la pareja sentimental de Ikita es la persona a quien se le imputa ser parte de la red y su función supuestamente era lavar el dinero y los bienes.

Otros de los líderes de una de las redes desarticuladas es Juan Carlos Soto Martínez (Llaverito), socio de Ikita. La fiscalía asegura que Llaverito es quien manda en el territorio de Boca de Canasta, de Baní, y que hay una hermana de este prófuga, que además tenía una tienda que se llamaba “Las Muñecas de la Mafia”, utilizada para supuestamente lavar dinero.