La callada invasión de los plecos

Llamados también "pez diablo", los plecos originan pérdidas millonarias

Ejemplares de pleco.

santo domingo. Durante la celebración del taller sobre especies invasoras acuáticas celebrado recientemente en El Salvador, la ponencia que más me impresionó, presentada por el Dr. Roberto Mendoza de México, tenía casi el mismo título que este artículo.

Se trata de peces de agua dulce de la familia Loricariidae, la cual consta de 825 especies, llamados plecos por el nombre de uno de los muchos géneros de esta familia (Plecstomus).

Son una de las tantas especies popularmente llamadas "pez gato" debido a que tienen unos filamentos en la boca que hacen pensar en los bigotes de los felinos, aunque guardan parentesco entre ellas. Son muy populares entre los acuaristas, pues eliminan los residuos orgánicos del fondo de las peceras y son muy resistentes a la contaminación.

Aunque oriundos de Centro y Suramérica, la industria de los acuarios los ha diseminado por varios continentes, y el daño ecológico, económico y social que están causando es aterrador.

Los plecos tienen tres hileras de placas óseas dorsales y una boca succionadora que les permite alimentarse de los residuos y de las algas y organismos animales que viven adheridos a las piedras y a las ramas del fondo de los ríos, lagos, arroyos y canales. Se alimentan también de gusanos, larvas de insectos y otros animales. Tienen hábitos nocturnos y capacidad para digerir cualquier tipo de materia orgánica.

Además, su sistema respiratorio les permite absorber el oxígeno del aire, razón por la cual soportan la desecación, aguas con poco oxígeno y muy contaminadas. Por eso sobreviven en aguas turbias e incluso sin agua. Los criadores reportan que cuando por un accidente una pecera se queda prácticamente sin agua, mueren todos los peces menos ellos.

Pueden además movilizarse fuera del agua. En una ocasión, en los EE.UU., un vehículo que transportaba cientos de peces se volcó y los contenedores derramaron su contenido en la carretera. Todos los peces murieron, menos los plecos, que lograron llegar a un río cercano arrastrándose por la tierra. Algunas especies resisten bajas temperaturas y además, cuando el invierno es muy crudo, se refugian en el sistema de drenaje urbano que casi siempre conserva temperaturas cálidas.

Otro factor favorable al establecimiento de estos peces fuera de su área geográfica natural es su sistema reproductivo. A diferencia de la mayoría de los peces, que desovan o "paren" sus crías y no se ocupan de cuidarlas, los plecos construyen profundos túneles (Los que originan costosísimos problemas de erosión) en las orillas de los humedales donde habitan y cuidan sus "nidos" hasta que nacen los alevines. Gracias a este cuidado parental, de los aproximadamente mil huevos que pone una hembra nacen casi todos.

Cabría preguntarse a qué se debe el comportamiento destructivo de estos peces monstruosos. Nada de monstruos; en su ambiente natural los plecos no constituyen ningún problema. Lo que ocurre es que, como dijera un especialista, a medida que las especies invasoras se dispersan, inevitablemente transportan parásitos y enfermedades con ellos, pero no a sus depredadores, competidores o presas.

En Hawai

Los Plecos se establecieron en la presa en 1986; en 1987 se reportaron 2 mil nidos; en 1988 se contaron 10 mil nidos, para construir los cuales desplazaron 150 toneladas de sedimento; en 1989 ya era el pez más abundante de la presa y en 1991, apenas cinco años después de su llegada, se había dispersado por todos los ríos y arroyos de la isla.

guerrero.simon@gmail.com