Albatross: Nuestra cultura del plástico en el estómago de las aves marinas

Un documental hermosamente realizado de un horripilante problema global

“Acercarse a estas escenas es como mirar un espejo. Aquí encontramos una consecuencia surreal de nuestra elección colectiva. Esta es nuestra cultura, vista desde adentro hacia afuera.”, así inicia Chris Jordan este documental horrendo y a la vez hermosamente realizado, sobre el efecto del plástico en la vida silvestre. Secuencias que te golpean en el rostro con imágenes de aves muriendo y cuerpos degradados, dejando al descubierto todo tipo de piezas de plástico que tragaron a lo largo y ancho del océano pacífico.

Chris Jordan es el director y guionista de de Albatross (2017). El artista y fotógrafo Inicia un proyecto en 2008, junto al activista y fotógrafo Manuel Maqueda, para estudiar el tema emergente de la contaminación plástica oceánica. Entonces se enteran de una impresionante tragedia ambiental que tiene lugar en un pequeño atolón en el centro del vasto Océano Pacífico Norte.

En septiembre de 2009 fotografiaron y filmaron miles de albatros jóvenes que yacían muertos en el suelo, con el estómago lleno de plástico. Para ellos la experiencia fue devastadora, no solo por lo que significaba para el sufrimiento de las aves, sino también por lo que reflejaba sobre el poder destructivo de nuestra cultura de consumo masivo y la vida silvestre.

Las islas Midway, territorio no incorporado de Estados Unidos, se encuentran en el centro mismo del océano Pacífico. Fueron escenario de la famosa batalla de Midway, del 4 al 7 junio 1942 durante la Segunda Guerra Mundial, entre Estados Unidos y Japón.

Una base militar permaneció durante muchos años en el atolón, la cual fue clausurada y desde principios de este siglo se declaró reserva natural y las visitas públicas están prohibidas.

Se alimentan de calamares, peces y krill, los cuales pescan de la superficie o buceando. Desde la aparición de grandes cantidades de plástico en el océano estás aves cada vez más consumen involuntariamente piezas o fragmentos que en época de anidamiento regurgitan en las bocas de los pichones.

Albratross es un lenguaje visual poético sobre la vida y la muerte, sobre el milagro de la vida y el infortunio de especies que no les ha dado tiempo a diferenciar entre el alimento y el plástico. Imágenes crudas y a la vez hermosas, que tocan lo más profundo de los sentimientos de quien observa. Imágenes que nos hacen sentir culpables, pero a la vez lejanos a esa realidad, aunque realmente no lo estamos.

Diario Libre tuvo la oportunidad de conversar con la productora y co-guionista de Albatross, Victoria Sloan Jordan, durante la presentación de este documental para el Dominican Republic Enviromental Film Festival en Santo Domingo organizado por GFDD el pasado mes de noviembre.

Para ver el documental haga clic aquí.

¿Fue un documental difícil de hacer?

Si, lo fue. Es un un lugar único, es una ex base militar. Incluso antes de ser base los japoneses y americanos iban a la isla a recolectar guano de los albatros, además de recolectar los huevos, porque eran fácil de tomar del suelo.

Así que los humanos tenían presencia en esa isla por lo menos desde el siglo. Los alabatros siempre han sido afectados por el hombre y ahora por el plástico. Plástico que no viene a la isla sino que está en el océano.

Ver los cuerpos muertos fue una cosa, pero venir a la isla y ver su sufrimiento y el proceso de muerte es otra cosa, fue terrorífico.

¿Cuántas veces fueron a la isla y cómo consiguieron los fondos?

Chris y parte de la producción fueron a la isla 8 veces. Yo estuve 4 veces para documentar todo el ciclo de vida en diferentes momentos. Todo el proceso tomo cerca de 3 años y medio.

Recibimos recursos de diferentes organizaciones ambientales y donaciones personales.

¿Cuál fue el propósito de hacer el documental?

Este no es un documental tradicional sobre el plástico, hay muchos circulando ahora mismo. Es un film sobre luto y amor, confronta el tema de la contaminación por plástico, no solo en la vida salvaje sino en nosotros mismos.

Albatros imprime estas emociones y te mete en esa belleza de conectar al espectador con la vida de los albatros, con la naturaleza, y con entender que es lo que le pasa a los albratros nos pasa a nosotros mismos.

¿Cómo es esa relación tan íntima entre la cámara y los albatros?

Una de las razones por la que los albatros no nos temen, es porque no tienen depredadores naturales, no tienen ese miedo de otras especies silvestres. Desde el inicio dejaron a los cineastas que se acercaran, eso cambió en gran parte la historia, lo convirtió en algo muy íntimo... confiaban en nosotros.

Ellos no saben que el plástico viene de nosotros, ni siquiera saben que mueren por plástico, no saben que no es comida.

Durante millones de años ellos han sabido que lo que está en el océano es natural, que se pueden alimentar de eso, es solo desde hace unas décadas que tiramos toda esta basura al océano, no hay razón para que ellos noten la diferencia... eso rompe el corazón.

Hay tres secuencias donde puedes ver de cerca la muerte de las aves ¿Qué pensaban durante la filmación?

Al principio fue un sentimiento de tristeza, uno de los sentimientos fundamentales, también aflicción... que contiene otros sentimientos como miedo, pesar, tristeza y amor. Y creo que Chris trató de transmitir esto con el film, el ritual de aflicción.

Si conectamos todos estos sentimientos con el amor, podemos hacer que cambien las cosas.

¿Qué ha pasado desde que Salió el documental?

El proyecto inició en 2009, cuando el tema de la contaminación del plástico era relativamente nuevo, desde ese entonces hasta que salió el docuemtnal en 2017 algunas cosas han cambiado. Mucha conciencia, muchas películas, mucha gente aprendiendo y muchas instituciones involucrándose, pero nuestra película tiene otro ángulo. Cuando salió Albratross ya había mucha conciencia al respecto del tema y documental se vino a sumar a esta problemática que ahora ha encontrado en gobiernos y comunidades diferentes medidas sobre el plástico.

Las cosas están cambiando, en parte, gracias a esta constelación de películas documentales que han salido.

En los estómagos de los albatros no solo se encuentra tapas de botellas plásticas, se encuentra cosas de uso común, como frascos de gotas para los ojos, lentes de contacto, encendedores... toda nuestra cultura en sus estómagos.

¿Hay esperanza para los albatros?

Es una pregunta difícil... soy una persona con mucha esperanza. Ellos están comiendo mucho plástico y los pichones se están alimentando del plástico que traen sus padres, pero al mismo tiempo la población de esas aves está creciendo.

Esto es porque después que se cerró la base militar, la anidación se extendido por toda la isla, como seguro fue antes que el hombre llegar ahí. Y a pesar que muchas aves tienen plástico en su interior, no todas mueren por eso. Pero si seguimos llenado de plástico el océano, aunque ahora esté creciendo la población, no sabemos si será así en probablemente 10 años.

Yo no creo que el plástico debe estar presente en todos los aspectos de nuestra vida, creo que pueden reducirse drásticamente y así realmente manejarlo reciclándolo.

Guatemalteco con estudios en Ciencias de la Comunicación y amplia experiencia en el campo visual y multimedia. Ha trabajado para varios medios de comunicación en Guatemala y República Dominicana, y sus fotografías han aparecido en importantes publicaciones en diferentes partes del mundo.