Cactus endémicos amenazados por venta ilegal en el país

La creencia en sus propiedades medicinales los puede llevar a la extinción

Desde Baní hasta Pedernales es común ver la venta de cactus para uso ornamental y medicinal. Se comercializan dos especies de melocactus de las tres presentes en la isla, mejor conocidos como melón espinoso, melón de breña, erizo o melón de monte.

En el herbario del Jardín Botánico Nacional se describen nuestras tres especies: Melocactus lemariei, endémico de la isla con una amplia distribución y considerado como una especie vulnerable; el Melocactus pedernalensis, endémico de la República Dominicana y distruibuido principalmente en la provincia de Pedernales, considerado como una especie en peligro de extinción y el Melocactus praerupticola, endémico del país y muy restringido a una zona en Constanza.

La clasificación del estado de conservación de estos melocactus está contenida en la Resolución 0017-2019, del Ministerio de Medio Ambiente, contentiva de la Lista Roja con las especies de fauna en peligro de extinción, amenazadas o protegidas y de acuerdo a las normas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Dicho documento especifica que se prohíbe la caza, pesca, captura, hostigamiento, maltrato, muerte tráfico, importación, exportación, comercio, manufactura o elaboración de artesanías y/o posesión ilegal de las especies incluidas en la lista.

La lista contiene un total de 1,330 plantas vasculares amenazadas en la República Dominicana, un aumento significativo comparado con la lista de 2011, cuando se contabilizaron un total de 547.

Con fecha del 13 de marzo de 2018, Yuley Encarnación Piñeyro, presentó la tesis titulada “Distribución y estado de conservación de Melocactus praerupticola Areces (Cactaceae) en el bosque xeromorfo de altura entre las provincias La Vega y Azua, Cordillera Central, República Dominicana”, para optar por el título de Licenciatura en Biología de la UASD.

Según los datos obtenidos por Encarnación, todas las especies de melocactus son extraídas del medio silvestre para la comercialización, no hay indicios de ningún cultivo masivo. Además se extraen individuos en edad reproductiva como juveniles, con lo que se interfiere en el proceso reproductivo.

Solo del M. Lemarei, Encarnación logró contabilizar más de 37 puestos de venta entre Barahona y Baní, incluyendo botánicas populares en Santo Domingo. Del M. praerupticola se constató la venta en el mercado de Constanza y un vendedo ambulante por encargo y del M. Pedernalensis varios puestos de venta en la región suroeste.

Para el biólogo y ex director del Jardín Botánico Nacional, el uso de plantas medicinales en el país, es una tradición y una práctica que ha llevado al estado de amenaza de extinción numerosas especies de plantas y animales, dentro de ellas el grupo de los melocactus, sin que se hay desarrollado ningún plan para proteger esas poblaciones.

Este grupo de plantas tiene unas 40 especies que se distribuyen desde México hasta el norte de Sudamérica, incluyendo algunas islas del Caribe. Son de crecimiento lento y de difícil cultivo. Cuando detiene su crecimiento se produce una corona denominado cefalio, donde se producen las flores y frutos de colores rosa o rojizo, que sirve de alimento para aves y reptiles.

En 2018, en el Plan Operativo del Ministerio de Medio Ambiente bajo la gestión del entonces ministro Francisco Domínguez Brito se ordenó la elaboración de una propuesta para la conservación y uso sostenible del melocactus, además de realizar algunos operativos de incautación aislados, a lo cual no se dio seguimiento en la gestión de Ángel Estevez, que terminó el 16 de agosto de 2020.

Ricardo García considera que deben tomarse medidas urgentes para evitar que estas especies desaparezcan. La primera medida es aplicar las leyes y normas que protegen a las especies amenazadas, además de cumplir el compromiso del país con la convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), en vigor desde el 1975, que manda a los países a fortalecer leyes locales para contribuir a su protección. Otra medida sería implementar programas de estudio del estado actual de las poblaciones de las tres especies de melocactus y promover la propagación in situ y ex situ en zonas apropiadas para esto.

Eladio Fernández, es fotógrafo, conservacionista y naturalista, miembro de la Liga Internacional de Fotógrafos de Naturaleza, quien ha documentado con su lente la comercialización ilegal de melocactus en el país.

“Cada vez que yo cojo carretera hacia el sur veo una mesa con melocactus a la venta en lugares como Quita Coraza, Los Pilones en Azua, en la zona de Honduras en Baní, son un recordatorio de como nosotros estamos dejando que todo desaparezca”, comento Fernández.

La Dra. Yolanda León de Grupo Jaragua, ha visto como en Pedernales se utiliza el melocactus para tratamiento renal y ornamental al frente de las casas, que aunque no se ha estudiado el impacto de la explotación de esta planta, supone una reducción en las cercanías de los pueblo y carreteras, principalmente.

Sin embargo, Eladio Fernández documentó el fin de semana pasado en las afueras de Pedernales, el corte de Melocactus pederalensis. “Me da mucha pena ir a un ambiente natural, en las afueras de Pedernales donde crece el Melocactus pedenalensis y entonces ver los restos en la tierra donde los arrancaron.

Para Ricardo García debe ser un compromiso del país proteger estos recursos que son endémicos de la isla y en dos casos específicamente de la República Dominicana. “Los melocactus producen abundantes semillas fértiles, que bien pudieran propagarse a través de instituciones como el Jardín Botico Nacional, el Jardín Botánico de Santiago y alguna iniciativa privada u ONG que trabajan donde crecen estas especies”. Concluyó.

Eladio Fernández asegura que se ha comunicado con el Ministerio de Medio Ambiente en diferentes ocasiones para tratar el tema, pero se queja que no se llega a nada, menos cuando el encargado de dar seguimiento al tema toma como excusa la situación social y económica de quienes comercializan estas especies. “Si usamos esa excusa entonces podemos coger las tortugas, matar los manatíes, agarrar gavilanes y venderlos. Si abrimos la brecha de vender melocactus, prácticamente podemos aplicar la misma regla para todo lo otro. Si Medio Ambiente no regula, si el comunitario insiste en aprovechar el recurso por encima del bienestar de la especie, solo queda la única alternativa: la decisión de compra del consumidor”, afirmó Eladio.

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en diariolibre.com

Guatemalteco con estudios en Ciencias de la Comunicación y amplia experiencia en el campo visual y multimedia. Ha trabajado para varios medios de comunicación en Guatemala y República Dominicana, y sus fotografías han aparecido en importantes publicaciones en diferentes partes del mundo.