Chirrí de Bahoruco, ahora en peligro de extinción

En esta foto del 2011, un Chirrí de Bahoruco se posa en una rama en la Sierra de Bahoruco. (Foto cortesía de José Pantaleón)

CANCÚN, México. El pasado 8 de diciembre la prestigiosa Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN por sus siglas en inglés) develó la más reciente versión de la Lista Roja de especies en peligro de extinción, la cual es actualizada cada dos años.

Aunque se considera que no es una lista exhaustiva para cada país, es por lo menos una lista indicativa elaborada por expertos de los distintos grupos de animales y plantas del mundo. Los criterios para ingresar a la lista son estrictos, y requieren de una detallada documentación de las poblaciones o distribución de las especies.

La actualización de la Lista Roja también incluye las primeras evaluaciones de plantas silvestres de avena, cebada, mango y otras plantas silvestres relativas. Estas especies son cada vez más críticas para la seguridad alimentaria, ya que su diversidad genética puede ayudar a mejorar la resistencia de los cultivos a las enfermedades, la sequía y la salinidad.

Esta lista es importante, pues ayuda a orientar esfuerzos y prioridades de conservación. Así, por ejemplo, la ballena jorobada pasó de estar amenazada de extinción en 1986, a ser considerada fuera de peligro y sacada de la lista. Esto se logró gracias a una serie de medidas, especialmente detener su cacería.

“Muchas especies se están escapando antes de que podamos describirlas”, dice el director general de la IUCN, Inger Andersen. “Esta actualización de la Lista Roja de la IUCN muestra que la escala de la crisis global de extinción puede ser incluso mayor de lo que pensábamos”, agrega.

Existen otros casos de “mejoría”, por ejemplo, el manatí americano, que pasó de la categoría de amenazado a sólo vulnerable en esta última versión.

Otra inclusión notable a la lista roja para el país fueron 33 de los reptiles endémicos: 14 gecos, 9 culebras, 5 lucias, 2 escíncidos, 2 anfisbaenas, 1 un leiocéfalo. Algunos, lamentablemente, han sido ingresados bajo la categoría de críticamente amenazados, y bien pudieran estar ya extintos, pues desde hace mucho no se han visto, como la culebra corredora de La Vega (vista en 1910 la última vez). Lamentablemente, al igual que las aves, la pérdida de hábitat es la principal causa de la precaria situación de muchos de estos reptiles.

“Cada especie que desaparece, además de empobrecer nuestro patrimonio natural, desestabilizar nuestros ecosistemas, es una especie de libro escrito a lo largo de millones de años de evolución, único para nuestra isla, que perdemos para siempre”, expresó la doctora León.

Para León es lamentable que se hayan perdido en la isla variantes de chirríes que habitaban la península de Samaná y la isla Gonave en Haití.

¿Será el Chirrí de Bahoruco la siguiente especie que perderemos para siempre?