Familia de Villa Altagracia se apoya en la pobreza y la enfermedad

Un hermano con parálisis y una madre con problemas mentales conviven en condiciones deplorables

Carencias económicas y de salud son las palabras claves para definir la situación de la familia Frías Pimentel, en el barrio Brooklyn de Villa Altagracia, provincia San Cristóbal, integrada por una madre con demencia, un hijo adulto, al que hay que bañar y alimentar y un hermano con glaucoma.

Reyito Frías es el mayor, tiene 60 años y desde hace meses está postrado en una vieja silla que aguanta su esquelético cuerpo del que apenas mueve los ojos y la boca, pero con lentitud. No habla, no come solo y obtiene sus medicinas y comida por la caridad de corazones nobles.

Una trombosis lo tiene en esas condiciones y por el apoyo de sus dos hermanos está vivo. El reside junto a su madre, una anciana de origen haitiano, debajo de una nave metálica, que otrora fue uno de los almacenes del desaparecido ingenio Catarey, de Villa Altagracia.

La madre parece no estar en este mundo. Permanece inmóvil con la mirada fija en un punto por causa de demencia, de acuerdo con Roberto Pimentel, otro de sus tres hijos que, pese a su problema de baja visión, por causa de glaucoma, se encarga junto a su otro hermano, de bañar y darle de comer a Reyito.

“Yo vivo en la capital y vengo, le lavo la ropa a mi madre y a Reyito, lo baño y le doy de comer, yo no los dejo solo, no los abandono tampoco como hacen algunas familias, mi corazón no da para eso”, cuenta Roberto mientras le da de comer un puré de papa a su hermano cual si fuera un niño de un año.

Licenciado en Comunicación Social por la universidad O&M. Ha ejercido el periodismo desde 1988 en radio, televisión y periódicos.