Madre con familia falcémica clama por ayuda del Gobierno para sobrevivir

Su esposo y dos hijos fallecieron, y un tercer hijo está convaleciente

Criseida Medina con su tercer hijo enfermo.

Criseida Medina convive con la falcemia y la muerte. Hace ocho años su esposo falleció por complicaciones de la enfermedad que también ella padece y heredaron sus cinco hijos. Ya los dos mayores murieron a los 12 y 8 años de edad. Ahora un tercero está convaleciente y requiere tratamiento continuo. La madre ha acudido a la prensa para clamar por ayuda del Gobierno pues la familia vive prácticamente de la caridad.

Medina explica que fue con su tercer hijo cuando ella y su esposo comenzaron a investigar sus antecedentes de salud y se enteraron de que eran falcémicos. Este es un trastorno hereditario que causa que los glóbulos rojos se deformen o destruyan. Para tratarlo se requieren transfusiones de sangre y en algunos casos trasplante de médula.

Su tercer hijo -de 19 años- debe ser transfundido cada 15 días y a veces más. “Desde que tenía un año y seis meses comencé a transfundirlo”, dice la madre. Al mes puede llegar a gastar RD$5,000 por dos pintas de sangre. El joven también tiene una cardiopatía dilatada y desde hace cinco años se dializa por padecer deficiencia renal crónica.

Dejó de trabajar

Hace cuatro años, cuando la salud de su hijo empeoró, Medina dejó de trabajar como empleada doméstica para dedicarse a su cuidado. Con donaciones de una iglesia adventista y de allegados, más RD$8,000 que consigue su hija trabajando en una banca de lotería, costea el tratamiento, el alquiler de la vivienda, la alimentación y el transporte. Pero no es suficiente para mantener a los cuatro que actualmente componen el hogar. “Mi hija, siendo menor, tuvo que salir a trabajar”, se lamenta.

Esa hija ya tiene 18 años y hasta ahora es portadora sana. El quinto hijo, de 8 años, es “puro”, como dice Medina. Por el momento no ha hecho crisis en su salud más allá de dos internamientos por tener las plaquetas bajas.

“Son momentos difíciles; yo me he visto muy desesperada”, cuenta Medina, de 41 años, cuando habla de su cuadro familiar. Ahora tiene la presión de cuidar de que su tercer hijo no se contagie de Covid-19; cuando lo lleva al médico, lo hace en un taxi y cuando no tiene dinero llama a una ambulancia del 9-1-1.

Ella asegura que ha aplicado para los programas de ayuda del Gobierno, pero no ha tenido éxito.

“Mi deseo es que el Gobierno me ayude”, dice Medina. “Que me dé una ayuda el Presidente, aunque sea con un techo. Gente bondadosa, que yo sé que hay muchos en el mundo, que me ayuden con lo más económico de mi hijo: con la sangre, que se me hace a veces difícil conseguirla cuando no tengo el dinero para comprarla. Es difícil enfrentar la vida tu sola”.

Medina reside en Valle del Este, Santo Domingo Este. Comparte el número de teléfono 829-982-1921 para ser contactada por quien desee auxiliarla.

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