Molly, nueva droga que se cobra la vida de los jóvenes

La droga sintética mantiene preocupados a los directivos del COIN por su alta mortalidad. (Fuente externa)

El consumo de una nueva droga de origen chino, pero adulterada en el país, ha provocado la muerte a varios jóvenes de un mismo barrio del Gran Santo Domingo (GSD).

Molly es el nombre de la droga sintética que está en boga entre jóvenes vulnerables por la adicción y la falta de dinero a quienes, además, les destruye la piel, aumenta las palpitaciones, eleva la presión, causa vasoconstricción sanguínea, sudoración e interrupción en el control de la temperatura y la muerte.

Es un tipo de anfetamina, que según técnicos del Centro de Orientación e Investigación Integral (COIN), se deriva del éxtasis y en el país la mezclan con componentes como la bola para matar cucaracha, veneno para ratas, bicarbonato de sodio, azúcar de leche y acetona.

Santo Rosario, Juan Alberto Francisco y María Esther Carbuccia, director, abogado y técnica del COIN, presentaron fotografías de varios consumidores con la piel llena de gusanos por las llagas y que ya murieron por el abuso de consumo de la sustancia.

Un consumidor de molly dijo que hay dos tipos: una en pastilla que cuesta RD$ 600 y otra en polvo, cuyo gramo vale RD$ 1,800. La raya o el “perico” cuesta RD$ 100.

La sustancia se disuelve en líquido y el más utilizado es el alcohol. El consumo aumenta de viernes a domingo y los días de fiesta .

El consumidor, de quien se omite su nombre por seguridad, la empezó a utilizar, junto a otros seis compañeros, mientras estuvo preso en una cárcel correccional de Chile, donde estuvo tres años y medio.

Hace un año fue deportado y dijo que para su sorpresa, encontró que en su barrio había un alto consumo de la sustancia.

“Consumo marihuana, en verdad, pero como no había en Chile, empecé a consumir la pastilla de molly y así cuando llegué al país la encontré aquí”, contó.

La droga está siendo demandada en sectores como 27 de Febrero, Capotillo, Villas Agrícolas y otros de la parte norte del GSD.

Su temor a terminar en la tumba, lo ha llevado a colaborar con el COIN, buscando jóvenes que, al igual que él, son consumidores, con el fin de que se alejen de ese tipo de estupefaciente.

Asegura que son los jóvenes y menores de edad quienes la demandan y muchos adictos a la heroína.

De su lado, Rosario dijo que la sustancia es un derivado adulterado del éxtasis (MDMA) y que algunos de sus componentes pueden estimular ataques de pánico y convulsiones.

“Después de que pasa el efecto la persona puede caer en una fuerte depresión. Si a esto se le suma lo que está pasando con la cocaína, que está siendo mezclada con ácido muriático, gasolina, cemento, queroseno y amoníaco, se está creando una situación grave en materia de salud pública en nuestros barrios”.

Y añadió: “A través de la iniciativa de reducción de daños dirigida a personas que usan drogas, nuestro equipo de campo también ha encontrado personas que son usuarios y usuarias de heroína, con síntomas físicos que se pueden visibilizar, tales como escamas en la piel y llagas que le producen gusanos”.

Sostuvo que los fallecimientos de varios jóvenes usuarios debería llamar la atención para que las autoridades enfrenten esa problemática.

Reiteró su llamado a que el consumo de drogas sea tratado como un asunto de salud pública y se quejó de que en el país solo el hospital público Francisco Moscoso Puello cuenta con un programa de atención para los usuarios y usuarias de drogas.

“Está demostrado que la guerra contra las drogas no resuelve el problema, por lo que vemos como necesario el asumir el tema desde el enfoque salubrista y de derechos humanos”, advirtió el director del COIN.

Precisó que en el país hace falta una política orientada a minimizar los riesgos y a reducir los daños del uso de drogas o sustancias psicoactivas o psicotrópicas, que promueva la debida información, educación y prevención, sobre las consecuencias y efectos perjudiciales vinculados al consumo y favoreció además hacer énfasis en el tratamiento, rehabilitación y reinserción social de personas con trastorno por abuso de sustancias.