¿Qué es una embolia?

La embolia está relacionada con una alteración en la coagulación sanguínea y puede tener consecuencias muy graves. Un cardiólogo explica cómo actúa esta patología y qué hacer para prevenirla.

La embolia ocurre cuando un coágulo que viene de otra parte del cuerpo obstruye un vaso sanguíneo y, por lo tanto, impide o dificulta que el riego llegue a una determinada zona del organismo. Uno de los factores de riesgo es el sedentarismo. (EFE/Javier Lizón)

“La embolia es el impacto de un coágulo generado en otra parte del cuerpo (más frecuentemente creado dentro del corazón) al pasar por el sistema circulatorio”, indica Vicente Arrarte Esteban, presidente electo de la Sección de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).

Es decir, la embolia ocurre cuando un coágulo que viene de otra parte del cuerpo obstruye un vaso sanguíneo y, por lo tanto, impide o dificulta que el riego llegue a una determinada zona del organismo.

Múltiples causas

“Dado que el coágulo suele salir del corazón, aunque también de grandes arterias, es frecuente su impacto en la circulación cerebral. Sin embargo, puesto que toda la circulación está conectada, el coágulo puede trasladarse a otros lugares como las extremidades, la circulación intestinal, la renal o la pulmonar. En este último caso, se suele generar en las extremidades inferiores”, detalla el doctor Arrarte.

El cardiólogo señala que las causas de la embolia son múltiples “pero la presencia de factores de riesgo cardiovascular, sobre todo, la edad, la hipertensión arterial, la diabetes, el sedentarismo, la obesidad y el tabaquismo la hace más frecuente”.

Asimismo, aclara que también hay personas con una mayor facilidad para generar este tipo de coágulos, en especial, aquellas que padecen fibrilación auricular, una enfermedad muy frecuente en ancianos.

Atención a los síntomas

El doctor Arrarte señala que una embolia puede presentar distintos síntomas. “A nivel de la circulación cerebral, puede producir inestabilidad, pérdida de fuerza en una de las extremidades, dificultades para hablar, desviación de la comisura bucal o cefalea intensa. A nivel abdominal, puede causar dolor intenso con sangrados digestivos. En las extremidades, frialdad, coloración parduzca o negruzca y, habitualmente, dolor intenso inicialmente”, especifica.

Otra enfermedad grave relacionada con la coagulación de la sangre es la trombosis. “La embolia es un coágulo formado a otro nivel que viaja por el sistema circulatorio hasta impactar en otro lugar. En cambio, el trombo es el coágulo formado directamente en el sitio en el que se produce la obstrucción. Este último mecanismo es el más frecuente en el caso de infarto de miocardio y de trombosis arterial aguda de miembros inferiores, por deterioro de la circulación local”, precisa.

Quienes presentan un riesgo más alto de padecer una embolia son, según expone el doctor Arrarte, los pacientes con alteraciones genéticas que conllevan coagulopatías, “pero también aquellos con fibrilación auricular y la población general con mayor edad, en especial los hipertensos, los diabéticos, quienes consumen tóxicos como el tabaco, quienes tienen obesidad y las personas sedentarias”, apunta.

Una vez que se ha producido la embolia, el cardiólogo explica que como se trata de un coágulo que se ha desplazado a otro nivel, la respuesta es un tratamiento anticoagulante, igual que en el caso de los trombos.

También se puede recurrir a la fibrinólisis, un tratamiento intensivo para la destrucción de coágulos, pero el especialista puntualiza que se debe valorar el riesgo de hemorragia. “El intervencionismo vascular para cazar el émbolo es, en muchos casos, una opción primordial en las primeras horas del evento, bien sea cerebral o a otro nivel accesible”, añade.

Para prevenir esta patología, el doctor Arrarte recomienda mantener una alimentación sana con ejercicio diario, así como controlar el peso, la tensión arterial y la diabetes adecuadamente.

De igual modo, recalca la importancia de anticoagular correctamente a los pacientes que tengan fibrilación auricular con riesgo de embolias.

Además, el cardiólogo hace hincapié en la necesidad de consultar con un médico sin demora ante cambios de coloración en los dedos, frialdad no explicable en una extremidad, dolor no controlado o cualquier otro de los síntomas característicos de la embolia.

Por Purificación León.