Santo Domingo frutal y fluvial

El Cluster de Santo Domingo quiere convertir a la ciudad en símbolo del turismo.
SANTO DOMINGO. Remozar la Ciudad Colonial no es lo único que necesita el Santo Domingo turístico. Para volver a ser un gran polo tendría que construírsele, además, un centro de convenciones. Pero a pesar de que su necesidad se ha propalado por los cuatro vientos, persiste la falta de acción al respecto. Tanto el sector público como el privado son culpables y su actuación conjunta es hoy día la clave.

Nadie duda que un Centro de Convenciones aumentaría significativamente el flujo de visitantes a la ciudad. Porque los convencionistas gastan cuatro veces más de lo que gasta un turista de placer. Ese flujo también traería cuantiosos beneficios económicos. Por ejemplo, los hoteles mejorarían su ocupación (hoy la mas baja de todos los polos del país), se multiplicarían las conexiones aéreas y se beneficiaría de refilón el puerto madre de cruceros.

El mercado mundial de reuniones y convenciones llega a más de US$30 billones anualmente. Existen unos 1,100 centros de convenciones, pero el grueso de las reuniones todavía se lleva a cabo en hoteles y universidades. Un 80% del negocio se concentra en Europa y Norteamérica. Sin embargo, los países BRIC (Brasil, Rusia, India y China) están emergiendo con fuerza, mientras la participación del Caribe es solo un 3.5%.

Las convenciones grandes, donde participan hasta 20,000 personas, son las que no atraemos y querríamos atraer.

En el caso de Santo Domingo, por tanto, el centro debe albergar no menos de diez mil personas. Pero también se requieren las habitaciones hoteleras para tal muchedumbre (y sólo tenemos unas 4,000 actualmente). El tercer ingrediente es el de suficientes conexiones aéreas. Mientras Cancún tenía 45 vuelos directos en el 2008, el AILA solo tenía 26.

Un centro, la clave

Lo clave, sin embargo, es tener el centro de convenciones. La iniciativa privada no lo ha desarrollado porque es una inversión para el largo plazo, dado el tiempo que tomaría crear un flujo rentable de convencionistas. Por eso la mayoría de los existentes han sido proyectos de inversión pública que casi siempre responden al deseo de modernidad. De hecho, los centros tienen fama por ser inversiones de baja rentabilidad y por tener que ser subsidiados por el Estado.

Las posibilidades de que el Estado Dominicano acometa esa inversión son improbables en el futuro cercano. Se requiere una participación del sector privado para un proyecto conjunto. Eso lo haría factible, ya que el Estado puede aportar los terrenos para así reducir el monto de la inversión total. Pero al Estado también le tocaría apoyar el Buró de Congresos y Convenciones que habría que crear -un brazo especializado de mercadeo-para vender diligentemente la ciudad como destino de convenciones.

La competencia inmediata de Santo Domingo sería San Juan, Puerto Rico. Allí ya existe un Buró que trabaja para agendar reuniones en anticipación a la apertura del ya construido centro de convenciones de esa ciudad, el cual tendrá un total de 50,000 metros cuadrados de construcción y estará terminado en el 2012. Pero también Panamá, Cancún y La Habana son competencias actualmente.

Aunque existían tres anteriores, por iniciativa de la Sectur se hizo en el 2008 un nuevo estudio de factibilidad sobre el asunto. La empresa consultora, ITB Consulting, produjo unos resultados positivos y recomendó tres alternativas para ubicar la edificación. Después de evaluar más de una docena de alternativas, los consultores concluyeron que Sans Soucí, el Hospital Reid Cabral y una Isla Artificial frente a la Máximo Gómez serían las más razonables.

Como no hay atmósfera política para construir una isla, las primeras dos alternativas serían las más tangibles. Al ser del Estado, esos terrenos pueden aportarse como contribución semilla. Pero ya Sans Soucí fue concedido a la empresa que gestiona el proyecto de remodelación del puerto. Esta había planificado un centro flanqueado por dos hoteles, pero concluyo que sólo podría ser rentable con el Estado como socio y aportes financieros públicos. Obviamente, la opción del hospital es la más viable y lógica. Si este se traslada a la parte alta de la ciudad estaría mucho más cerca de su clientela natural y, por ende, habría un beneficio importante para ella. El centro estaría cerca de los grandes hoteles y tendría el aliciente de la vista y el olor del mar. Pero aún así se requerirían intervenciones en el entorno para acomodar un edificio de 20,000 m2 con 60,000 m2 de construcción y parqueos suficientes.

Por suerte el Secretario de Turismo ha declarado que buscará impulsar el proyecto. Pero ninguna agencia gubernamental por sí sola podrá lograrlo. Por su multilateralidad, esa sería una meta a ser asumida por el Cluster Turístico de Santo Domingo, con el apoyo vigoroso de la Asociación de Hoteles. El Cluster tiene ahí uno de sus retos más prioritarios.