Gane quien gane la elección en México, tendrá un duro rival: el Mundial

El delantero de México Hirving Lozano tras marcar el gol para la victoria 1-0 ante Alemania en el partido por el Grupo F del Mundial en el estadio Luzhniki de Moscú, el domingo 17 de junio de 2018. (AP/Eduardo Verdugo)

MÉXICO. Gane quien gane la elección presidencial en México este domingo, el fútbol, “religión” nacional, puede avivar o aguar la fiesta: pocas horas después de las votaciones, México se verá las caras con Brasil en Rusia-2018 por los octavos de final.

Un día política, el otro fútbol: el domingo, la segunda economía latinoamericana elige presidente en unas elecciones en las que el izquierdista Andrés Manuel López Obrador juega como favorito, muy por delante de los candidatos de los partidos tradicionales. El lunes, el equipo azteca tendrá posiblemente un vibrante encuentro con la Seleçao.

Los mexicanos viven en vilo sus horas más intensas y lo que pase tanto en la cancha de la ciudad rusa de Samara como en las urnas podrían marcar un capítulo inesperado de su historia.

Y de momento, el ánimo está por los cielos: “El humor social está muy positivo por el buen desempeño de la selección mexicana en el Mundial”, opinó Aurelio Collado Torres, catedrático y profesor en el Tecnológico de Monterrey.

Para el analista eso se podría traducir incluso “en una mayor participación en favor del principal opositor López Obrador”.

Fútbol o política, ¿qué importa más?

Muchos mexicanos contienen el aliento.

Es el caso de Miguel Díaz, un vendedor en una tienda de 52 años, quien desde hace varios lustros sueña con una presidencia de López Obrador, a quien llama “el presidente de los pobres”.

Por eso este hombre que se declara fanático del fútbol cree que la probable “victoria de Andrés Manuel es lo más importante que pasará al país”.

“El fútbol es un día, la política son seis años”, añadió.

Pero no todos piensan lo mismo. “La gente no tiene idea de lo que va a pasar en este país. Creen que un presidente de izquierda puede salvar a México”, se lamentó un hombre de 56 años que compraba dólares en una casa de cambio “por lo que se viene”.

Aún así, “el mundial es una religión, nada es más importante”.

Y los futboleros mexicanos están pendientes si su selección por fin podrá jugar el famoso quinto partido (cuartos de final) tras quedarse en octavos de final en los seis mundiales anteriores.

Un ojo electoral, el otro futbolero

Pocas veces la atención de los mexicanos había estado tan reñida. El miércoles, López Obrador celebró ante decenas de miles de espectadores su cierre de campaña con aires de triunfo en el emblemático Estadio Azteca, el más grande de México.

Ese mismo día, el Tri definía su pase a octavos de final. Y la decepción no tardó en llegar en un partido en el que el equipo azteca cayó 3-0 ante Suecia.

México llegaba al partido como líder de su grupo después de sus dos triunfos ante Alemania y Corea del Sur, y solo necesitaba un empate para avanzar en el primer lugar.

En cuestión de segundos, los fanáticos mexicanos terminaron gritando: “¡Corea! ¡Corea!, en distintas celebraciones en el centro de la ciudad. Es que finalmente el equipo azteca consiguió el boleto a la siguiente ronda por la histórica caída de Alemania ante Corea del Sur.

Con ese aire victorioso, López Obrador cerró su campaña: “Vamos a ganar, pero nuestro triunfo debe ser contundente. Será un hecho histórico”, lanzó desde un templete ubicado en la portería en la que el astro argentino Maradona metió con la mano su gol (uno de los más famosos de la historia del fútbol), cuando Argentina jugó contra Inglaterra en el mundial de 1986.