Lluvia y dolor durante las honras a futbolistas muertos

Militares brasileños cargan los féretros de los jugadores y equipo técnico del club brasileño Chapecoense durante el velorio colectivo de las víctimas. (EFE/FERNANDO BIZERRA JR)

CHAPECO, Brasil. En un sábado lluvioso que solo vino a acentuar el dolor, unas 20.000 personas con paraguas y ponchos de plástico colmaron un pequeño estadio de este pueblo brasileño para dar el último adiós a los miembros del club de fútbol Chapecoense que murieron en un accidente aéreo.

El accidente ocurrido el lunes en los Andes colombianos mató a la mayor parte de los jugadores y el personal del equipo mientras se dirigían a la final de uno de los torneos de clubes más importantes de América Latina. Un total de 71 de las 77 personas a bordo murieron, incluyendo 19 jugadores del equipo.

Los dolientes empapados por la lluvia llenaron el modesto estadio y en el exterior había cuatro o cinco veces esa cantidad —casi la mitad de la población de este poblado brasileño de 200.000 habitantes— para rendir homenaje a un modesto club que casi alcanzó el pináculo del fútbol latinoamericano.

Miles más se alinearon en los caminos mientras los ataúdes fueron trasladados en una procesión desde el aeropuerto hasta la ceremonia fúnebre en el estadio.

“He estado aquí desde temprano en la mañana”, dijo Chaiane Lorenzetti, una joven de 19 años que dijo trabajar en un supermercado local frecuentado por jugadores y funcionarios del club. “Nunca volveré a ver a algunos de mis clientes. Es un día devastador que durará para siempre”, agregó.

El aplauso más fuerte en el estadio fue probablemente para el nuevo entrenador de la selección nacional de Brasil, Adenor Leonardo Bacchi, mejor conocido como Tite. Dirigió al seleccionado de Brasil a seis victorias seguidas desde que asumió el puesto, por lo que se volvió rápidamente un héroe nacional.

El presidente en funciones del club, Ivan Tozzo, dijo a los aficionados que el equipo continuará. Recordó que “fue aquí en esta cancha donde este club dio una buena pelea”.

“Este equipo nos enseñó que todo es posible”, agregó, recordando que el equipo subió en menos de una década desde las profundidades del fútbol brasileño hasta la final del segundo torneo más importante del continente.

Los empleados en el cementerio Jardim do Eden (Jardín del Edén), donde recibirán sepultura algunas de las víctimas, dijeron el viernes que están acostumbrados a la muerte, pero no a este tipo de tragedias.

“Enterramos a dos personas al día. Llevo mucho tiempo haciendo este trabajo, pero esto diferente”, señaló Dirceu Correa, enterrador del camposanto. “Es una tragedia para las familias, para el club y también para nosotros porque somos parte de la ciudad”.

Los sepultureros prepararon tumbas para 13 personas asociadas con el club en dos cementerios de la ciudad. El resto, incluyendo los 19 jugadores, serán trasladados luego a otras ciudades del país para su entierro.

En una emotiva conferencia de prensa el viernes, la madre de una de las víctimas hizo una pausa en sus respuestas a un reportero para hacer una pregunta.

“¿Cómo está la prensa tras haber perdido a tantos compañeros?”, preguntó Ilaides Padilha, madre del arquero Danilo, refiriéndose a los 20 periodistas que murieron en el accidente.

El reportero sorprendido, Guido Nunes de Sportv, comenzó a llorar y Padilha lo abrazó. “Estamos juntos en esto”, dijo.