Lorenzo debe acercarse a lo perfecto para ir a la final

Forma primera pareja con su padre en ir a unas Olimpíadas

SANTO DOMINGO. Recorrer durante 15 años los 166 kilómetros que separan a Santiago de Santo Domingo le permiten a Eduardo Lorenzo (50 años/de San Pedro de Macorís) ver sus frutos.

Esa rutina la hace Lorenzo durante cuatro días a la semana. “Puntualmente”, señala el tirador que representará al país en los Juegos Olímpicos de Río 2016 en la modalidad de tiro de fosa olímpica.

Esa pasión la recibió de su papá Domingo Lorenzo, fallecido hace seis años, quien no podrá ver el logro de su hijo, pero sí queda sellado el que por primera ocasión Dominicana cuenta la primera pareja de padre e hijo que ha asistido a unos Juegos Olímpicos. El padre lo hizo en México 1968 y Munich 1972 y ahora lo hace Eduardo. “Pena que mi papá murió hace seis años, que no vio esto, porque hubiera estado muy, muy feliz”, señala Lorenzo.

Ese es el aspecto emocional que rodea a Lorenzo, pero al entrar a la cancha son otros los planes, sabiendo el reto que le espera en Río de Janeiro. En la prueba de fosa tendrá 125 platos para ser rotos o desviados. Si no alcanza lo perfecto, entonces tiene que rondar esa condición. “Tirar 123 no es fácil”, dice, conocedor de que ese es el objetivo. “Si te equivocas tres, o cuatro veces, ya no la ganas. El que más concentrado esté, ése gana”.

La concentración

Este deporte depende más de la cabeza, no se trata de un evento físico. Es por eso que Lorenzo pasó unos dos meses en Italia donde trabajó con su entrenador Simone Gissi, con quien está en el país, pero básicamente con un sicólogo deportivo, el profesor Darío Fegatelli, informa el presidente de la Federación Dominicana de Tiro, José Mera.

Lorenzo tiró en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Santiago 86. Concluido ese certamen, le gustó la ciudad. Dejó a San Pedro de Macorís y se quedó a vivir allí, donde estudió ingeniería industrial y consecuentemente se retiró de su deporte.

Se casó y tiene dos hijos, el mayor de los cuales le gustaría que mantuviera la trayectoria familiar, tiene 11 años.

El Comité Olímpico Dominicano le regaló una escopeta, por su clasificación a Río y la misma se la dejará a su hijo, la cual mandó a fabricar en Italia, mientras estuvo allí. Tardará cinco meses en llegar, específicamente en diciembre.

Renunció posteriormente de la empresa Timberland donde pasó a trabajar como gerente de planta por varios años, hasta que renunció en 2001 y abre su empresa de trofeos, placas y medallas. Eso le permitió regresar a su deporte, el cual sostiene se lo inyectó su padre.

José Mera, presidente de la Federación, va a Río como jefe del equipo

Mera encabezará la delegación dominicana en la que además del entrenador, Gissi y el atleta, Lorenzo, también asistirá el árbitro Edward Pou. Un segundo árbitro que pudo asistir es José Luis Espiñeira, quien por razones de trabajo declinó su presencia.

El jefe de equipo, explica Mera, es el responsable de que todo marche bien desde la programación inicial del viaje hasta el retorno a casa. Es quien debe resolver cualquier inconveniente. Desde tramite de arma en aduanas, permiso de salida del arma en el país por parte del Ministerio de Defensa, reserva de vuelos, tomar en cuenta el tiempo de escala para que el equipaje no llegue rezagado, elegir rutas de vuelos y aerolíneas que no entren en conflicto con el traslado de las armas, representar al país en los congresillos técnicos previos a la competencia, ocuparse del manejo de los cartuchos en cuanto a calidad y cantidad, inspección técnica del arma y del chaleco previo a la competencia.

Además, a eso se agrega, su responsabilidad de interactuar con los jurados y jueces. “Si al tirador le retiran cartuchos para fines de inspección, a mí me corresponde estar presente como testigo durante el peritaje”.

Si el arma se daña a también le corresponde solucionar el problema. Aun hay más, debe llevar el calendario de reserva de canchas los días de prácticas libres. También llevar el calendario de práctica oficial y competencia; estar presente bien temprano en la mañana para cuando estén cambiando los programas de las máquinas. “En fin, resolver todo lo que se presente desde el día de salida hasta el da de regreso”.