Persiste la preocupación por la seguridad en los Juegos Olímpicos 2016

Brasil enfrenta problemas de todo tipo, como su peor recesión desde la década de los 30, la suspensión de la presidenta Dilma Rousseff mientras encara un juicio político y el brote del virus del zika.

RIO DE JANEIRO. El jefe de la agencia de inteligencia de Brasil en Río de Janeiro dijo que muchos países han expresado preocupación por la seguridad durante los Juegos Olímpicos después de los ataques recientes en Estados Unidos y Europa.

Frank Oliveira, jefe regional de la Agencia Brasileña de Inteligencia, indicó que en los últimos meses ha aumentado el intercambio de información entre Brasil y docenas de otros países.

Oliveira dijo en una entrevista con The Associated Press que las autoridades han implementado nuevos programas de seguridad, como capacitaciones a empleados de los aeropuertos, hoteles y taxistas sobre cómo detectar y denunciar conducta sospechosa en un país que no está acostumbrado a ser blanco de terrorismo.

Oliveira señaló que Brasil probó sus sistemas de seguridad al albergar otros eventos importantes en la última década, como los Juegos Panamericanos de 2007, la Copa Confederaciones de 2013 y la Copa del Mundo de 2014.

“Pero esta es la cumbre de los eventos grandes”, dijo Oliveira desde la base de operaciones de la agencia para los Juegos el miércoles en el centro de Río de Janeiro.

La agencia ha reconocido un aumento en la cantidad de brasileños expuestos a la influencia de las ideologías extremistas. Específicamente, identificó el año pasado una cuenta de Twitter de un hombre francés que advirtió que Brasil sería el próximo blanco del Estado Islámico.

El residente de la ciudad de Chapeco, en el sur de Brasil, ha sido acusado de violar la seguridad nacional y de incitar al crimen, después que la policía encontró un video en el que aparece defendiendo los ataques contra la revista francesa Charlie Hebdo, y una nota escrita a mano con actividades en las que se entrenaba, como francotirador.

Brasil enfrenta problemas de todo tipo, como su peor recesión desde la década de los 30, la suspensión de la presidenta Dilma Rousseff mientras encara un juicio político y el brote del virus del zika.

Oliveira dijo que no tienen indicios de que el descontento durante los Juegos vaya a provocar protestas masivas como las que sucedieron en 2013 durante la Confederaciones.

Todas esas preocupaciones se suman al crimen cotidiano en Río, una ciudad con un problema crónico de violencia. La semana pasada, miembros del equipo australiano paraolímpico de vela fueron asaltadas a mano armada, y uno de los hospitales que es recomendado para los turistas durante los Juegos fue atacado por hombres armados que liberaron a un sospechoso de narcotráfico que era atendido allí.

“Los Juegos Olímpicos son un reto, pero tenemos que mantener a nuestra gente segura”, dijo Oliveira.