Desmentir sin dar cifras: vicio criollo

Ninguna afirmación se queda sin contestar...

Los norteamericanos se lo montan de lo más bien y felices los cuatro, como pudo decir Maluma antes de retirarse a meditar. A cada cosa buena, premio por ejemplo, le oponen una mala, una réplica de signo diferente. Un Oscar de verdad y un Oscar de mentira.

Los dominicanos se lo montan distinto y en son de desagrado. Ninguna encuesta sale bien librada, e igual sucede con cualquiera otra estadística. Las autoridades lo saben, pero más puede la propaganda que la inteligencia emocional.

El Procurador apropió unos datos sobre la muerte de mujeres a manos de sus parejas, como prueba del éxito de la política oficial. Según su cuenta la cantidad del período es 18 % menos que el pasado, lo que significa 19 víctimas menos. Sin embargo, las feministas de Santiago afirman que se quedó corto. Pudo haberse quedado corto, y no sería nada raro, pues el gobierno – este y los demás– viven de manipular cifras. Lo malo es que el funcionario da números y las contestatarias no.

¿Por qué es tan difícil determinar lo verdadero? ¿Qué aprovecha a las feministas que sean más o en qué se beneficia el gobierno con que sean menos? La crueldad de los porcentajes.