Alianza o Zona

Teóricamente podían coexistir, pero en la práctica terminaron en una lucha a muerte. Era uno o el otro y finalmente uno de ellos desapareció. La batalla entre el Sony Betamax y el VHS de Panasonic, y la más reciente entre el rayo azul del BluRay y el rojo HD, pueden ser ejemplos de la que se perfila ahora entre la Alianza Transpacífico impulsada por los EE.UU. y la Zona de Libre Comercio Asia-Pacífico propuesta por China. Una, la Zona, es más amplia que la otra, 21 naciones frente a doce, pero ambas tienen objetivos similares y abarcan muchos de los mismos países. Pero entre las dos existe una gran diferencia, pues los EE.UU. estarían en ambas pero China sólo en una. No sorprende, por lo tanto, que China haya relanzado la iniciativa de la Zona, sugerida inicialmente en el 2006, a fin de desplazar la Alianza.

Los EE.UU. se encontraron en una encrucijada. Oponerse a la Zona los hubiera colocado en una posición incómoda frente a los demás participantes en la reunión Asia-Pacífico celebrada en la capital china la semana pasada, razón por la que optaron por apoyarla. Se cuidaron, sin embargo, de ponerla en el contexto de la integración regional, sin perjuicio de otros convenios.

Si la Alianza, con menos participantes, ha encontrado tropiezos por los subsidios agrícolas de Japón y otros obstáculos, un convenio más amplio, con casi el doble de miembros, tendría problemas aún mayores. Los EE.UU., más experimentados que China en acuerdos multilaterales, conocen esa realidad y apuestan a que la Zona no avanzará más rápidamente que la Alianza.

Pero mientras prosigue su competencia por el liderazgo mundial, ambos países anunciaron un pacto para suprimir los aranceles a productos de alta tecnología. A las dos naciones les conviene propiciar que la Organización Mundial de Comercio acuerde una reducción global de aranceles para estos productos, lo que crearía nuevos mercados para sus empresas.

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