Dos décadas de banca dominicana

Sobrevivimos el susto del 31 de diciembre, aquel último viernes del 1999 del siglo pasado, cuando me senté a pensar en cómo sería el sistema bancario dominicano en dos décadas, al llegar el 2020.

Difícilmente me habría imaginado mucho de lo que terminó ocurriendo en el mercado, incluidas las nefastas crisis bancarias del 2003-2004 localmente y la del 2007-2009 en el plano internacional.

El ejercicio de retrospección, además del valor melancólico que puede tener para aquellos que hemos participado en el mercado desde aquel viernes del 2000, sirve también para que pensemos, con una visión quizás un poco más calibrada, en cómo será la banca dominicana cuando lleguemos al 2040.

Volviendo al año 2000, nunca me habría imaginado que, 20 años después, todavía no hubiésemos logrado una mejor penetración del crédito privado en la economía dominicana. Como vemos en la primera gráfica, esa relación era de 29% en el 2000 y ahora de hecho ha retrocedido al 27% del producto interno bruto.

¡Así de costoso fue el retroceso que experimentamos durante nuestra debacle financiera de hace 17 años!

Aunque ya en el 2000 se pensaba en la dolarización de la economía, lo que terminó ocurriendo es que una buena parte de nuestro ahorro, y del crédito privado, se dolarizara, esta última relación pasó del 11% de la cartera total al 26% denominada en moneda extranjera.

“A pesar de los avances en los últimos años en cuanto a consolidación de las cuentas fiscales, el principal reto a mediano plazo es el de una reforma integral de las finanzas públicas que garantice la sostenibilidad de futuros programas de gobierno.” Raúl Ovalle. Asesor Económico del Banco de Reservas de la República Dominicana (Febrero 2020)