Bloques en declive

Viendo el éxito de Lego, cuesta trabajo creer que estuvo a punto de quebrar a inicios del presente siglo

La mayoría de los consultores gerenciales consideran a las empresas familiares como menos aptas para sobrevivir y crecer en ambientes competitivos, comparadas con compañías cuya propiedad está en manos de muchos accionistas. Entienden que su proceso de toma de decisiones es más lento, y que son más susceptibles a ineficiencias en el manejo de los recursos humanos. Durante más de diez años, sin embargo, la compañía familiar danesa fabricante de los famosos bloques Lego ha actuado como un desmentido a ese criterio.

Ampliamente conocidos en la República Dominicana a pesar de que sus precios no son bajos, los juguetes Lego presumen en su publicidad de promover la organización, destreza y creatividad de los niños de diferentes edades. Pero también apelan al interés de los adultos, llegando a ser objetos de colección. Tal ha sido su éxito, que la compañía opera varios parques temáticos denominados Legoland, ha lanzado juegos electrónicos y películas animadas con sus creaciones, firmado acuerdos con estudios cinematográficos, y abierto tiendas propias especializadas en adición a su vasta red de distribuidores esparcidos por todo el planeta.

Viendo dicho éxito, cuesta trabajo creer que la compañía estuvo a punto de quebrar a principios del presente siglo. Cerca de mil empleados fueron despedidos y fue necesario aplicar un duro programa de reducción de gastos, incluyendo supresión de parques y factorías. En el 2005 retornaron los beneficios y se inició un período de prosperidad. Las ventas aumentaron año tras año al tenor de dobles dígitos, y en el 2012 superó a Mattel como la compañía de juguetes con mayor valor de capitalización en el mundo.

Hasta ahora. La semana pasada Lego reportó su primera caída en ventas desde el 2005, canceló a su principal ejecutivo, y anunció que se propone despedir a 1,400 empleados, un 8% de su fuerza laboral. Planea simplificar su estructura y modificar sus políticas de inversión.

gvolmar@diariolibre.com