Circulación vital

No fue ahora que a alguien se le ocurrió comparar la circulación de la sangre por el cuerpo con la circulación del dinero por la economía. Unos franceses se nos adelantaron por bastante más de un siglo. De cualquier modo, hoy que las economías se han visto doblegadas por un virus, parece apropiado recalcar que en el mundo actual las actividades económicas se marchitan sin una corriente de dinero que las sustente.

Ya que los bancos son las entidades que más intervienen en la circulación del dinero, es lógico que las medidas monetarias dirigidas a prevenir quiebras múltiples de empresas y despidos masivos de trabajadores, hayan sido canalizadas primordialmente vía el sistema bancario para promover los préstamos, aumentar su liquidez y evitar la ejecución de créditos por faltas temporales de pago. Medidas como el descuento de títulos, rebajas de encaje legal, compras y recompras de activos, tolerancia en las normas, descenso en las tasas de interés y el suministro de dólares, procuran influir sobre la economía a fin de tratar de mantenerla en condiciones de recuperarse rápidamente.

No obstante, aunque los bancos sean la puerta de entrada y salida del dinero circulante, otras entidades juegan un papel determinante en el funcionamiento del mercado financiero, en especial en cuanto a los ahorros e inversiones de individuos, familias e instituciones. Los puestos de bolsa, en particular, desempeñan una función fundamental para que el sector público y las empresas privadas puedan obtener los fondos que requieren para operar. Ellos motorizan y facilitan la colocación de los recursos en los instrumentos financieros que mejor se ajusten a las preferencias de los inversionistas.

Pero los inversionistas se ahuyentan si necesitan vender los valores que han adquirido y no tienen quien se los compre. Es esencial, por lo tanto, que las medidas monetarias de apoyo abarquen también la liquidez de los valores y la circulación del dinero a través de los puestos de bolsa.