Juventud ambientalista

La visión que de la juventud a veces se tiene, como la de una edad que prioriza los asuntos de corto plazo, despreocupada por lo que pueda suceder más allá en el futuro, está siendo contundentemente desmentida en lo que concierne al cambio climático que amenaza la vida en el planeta. Jóvenes alrededor del mundo han asumido el liderazgo de protestas y manifestaciones en contra de las causas del calentamiento global y la contaminación de la atmósfera. Con su comportamiento revelan su inquietud acerca de las condiciones que tendrán que enfrentar más adelante en sus vidas, y denuncian lo que describen como actitudes hipócritas y dubitativas en cuanto a las medidas que se deben tomar para defender el medio ambiente.

Su reacción se explica porque desde el ya famoso Acuerdo de París suscrito en el 2015, dirigido a controlar las emisiones de gases de invernadero, dichas emisiones han aumentado en un 4%, y se teme que los objetivos fijados en aquella ocasión no puedan ser alcanzados.

La propia estrategia de los jóvenes, sin embargo, está siendo cuestionada. Un número creciente de los participantes en el movimiento ambientalista parece haber llegado a la conclusión de que algunas figuras de alta visibilidad dentro de dicho movimiento no han emprendido acciones efectivas para influir sobre las decisiones gubernamentales y empresariales respecto de la contaminación. Comentan de forma cada vez más pública que varios de esos dirigentes y voces representativas han sucumbido a la exposición y fama involucradas, descendiendo al plano de celebridades auspiciadas por grupos de intereses que son realmente antagónicos a las restricciones y penalidades que habría que aplicar.

Pero la agenda de los jóvenes está siendo respaldada por la rapidez con la que los cambios climáticos están ocurriendo. Las consecuencias sobre las ocupaciones productivas y los asentamientos humanos han dejado de ser un asunto teórico, convirtiéndose en hechos reales.