Mentalidad laboral

Hay que separar los casos de empresas en las que los empleados son dueños desde el principio. La posibilidad de éxito es mayor para cooperativas y organizaciones similares

La celebración del día del trabajo es oportuna para evaluar por qué a nivel internacional solo hay unos cuantos casos exitosos de compañías compradas por sus trabajadores. El ejemplo más notorio ha sido el de la aerolínea United, que en el 1994 pasó a ser controlada por sus pilotos, maquinistas y empleados no sindicalizados cuando estaba a punto de quebrar, convirtiéndose en la compañía más grande del mundo propiedad de sus trabajadores. Al principio la empresa marchó bien, al punto de ser elogiada por el analista conservador George Will como “un nuevo capítulo en la historia del capitalismo”, pero huelgas y los atentados del 2001 la obligaron a acogerse a la ley de bancarrota en el 2002, quedando terminado el esquema de propiedad laboral.

Evaluando las causas de ese y otros fracasos, hay que separar los casos de empresas en las que los empleados son dueños desde el principio. Las posibilidades de éxito son mayores, por ejemplo, para cooperativas y organizaciones similares. De hecho, las empresas familiares, de las que hay decenas de miles operando por todo el planeta, son en cierto modo propiedad de sus empleados, o de una parte de ellos, pues los miembros de la familia fundadora suelen laborar en ellas.

Las dificultades más agudas se dan en compañías en las que inicialmente los empleados no son dueños y pasan a serlo después de una crisis. Obviamente, toman el control de una empresa con problemas, pero la mayor causa de fracaso es la actitud. Los nuevos propietarios son propensos a seguir comportándose como si no lo fueran, pensando más en sus salarios y compensaciones laborales que en las ganancias de capital que podrían obtener por los aumentos en el valor de sus acciones. Y si más de un sindicato está involucrado, desconfían unos de otros, tratan de adelantarse a los demás reclamando mayores remuneraciones, y ven cualquier sacrificio de su parte como una ganancia para los otros grupos.

gvolmar@diariolibre.com