Obras faraónicas

RD ha tenido algunas obras cuestionadas por su envergadura y dudosa rentabilidad.

Al construir sus pirámides y templos, los egipcios no pensaron que esos monumentos serían la base, milenios después, de un portentoso sector turístico, menguado actualmente por la inseguridad en la región. Y tampoco se imaginaron que ellas luego servirían para describir y criticar megaproyectos cuya conveniencia y utilidad son cuestionadas.

En la definición popular de una obra faraónica no basta el tamaño. Tiene, sí, que ser grande, costosa y llamativa, pero también es habitual que posea una finalidad o racionalidad discutible, y que se atribuya a su propulsor un cierto grado de obstinación y cerrazón. En otras palabras, debe implicar gastos significativos, atribuírsele ineficiencias, y ser llevada a cabo a pesar de todas las críticas vertidas en su contra. Suele estar presente un ingrediente político, pues la virulencia del debate no surge sólo de frías consideraciones técnicas. Y aunque en su mayoría consisten en proyectos públicos, también han sido el resultado de inversiones privadas.

Las ha habido en todos los países y en todas las épocas, desde el puente de Brooklyn y la represa Hoover, hasta la torre Eiffel y el nuevo aeropuerto de Berlín. Algunas de ellas, objeto de escarnio en su momento, son actualmente símbolos venerados de pasadas glorias. En nuestro continente destaca la construcción de la ciudad de Brasilia, una nueva capital alejada de los centros urbanos, la industria, los servicios y las rutas de transporte. Ejemplos anteriores incluyen los diques en Holanda, la Gran Muralla china y el canal de Panamá.

Por supuesto, no todas esas obras terminan siendo reivindicadas posteriormente. Algunas permanecen como símbolos de decisiones erradas o de caprichos de gobernantes y potentados. La República Dominicana también ha tenido algunas obras cuestionadas por su envergadura y dudosa rentabilidad. Basta recordar la controversia que rodeó al Faro a Colón, o al inicio de los trabajos de la primera línea del metro.

Doctor en Economía de Columbia University especializado en empresas, mercados, pronósticos y riesgo.