Peso relativo

La incidencia relativa del petróleo en el comportamiento económico del país es considerablemente superior a la del oro

El entorno económico dentro del que nuestro país se encuentra se ha hecho más inestable. Entre las causas de esa transformación figura una de forma preponderante. Y ella es una consecuencia indeseada de políticas que han sobrepasado su momento lógico de aplicación.

Vimos la semana pasada cómo la eliminación por los EEUU de un comandante militar de Irán, y las represalias y amenazas entre ambos países, condujeron a una rápida subida de precios del oro, el petróleo, el yen japonés y los bonos de la Tesorería estadounidense. El alza del petróleo se explica por la ubicación de la zona de conflicto, pero los demás efectos fueron debidos a cambios en las tenencias de inversionistas y especuladores, desde las acciones de empresas y monedas vulnerables hacia activos considerados más estables.

Los inversionistas de largo plazo en acciones de compañías no salen a venderlas ante el más mínimo incidente internacional. Quienes lo hacen son los inversionistas, incluidos cientos de fondos especializados, para los que son las fluctuaciones diarias las que más importan. Ganan según la valoración de las carteras y las transacciones que llevan a cabo. Y esos inversionistas cuentan con inmensos recursos, gracias a que bancos centrales de las principales economías han puesto a circular enormes cantidades de dinero, suprimiendo deliberadamente la rentabilidad de las inversiones tradicionales en certificados bancarios y otros instrumentos de renta fija.

Desde el ángulo de la economía dominicana, tenemos un producto de exportación cuyos incrementos de precio nos benefician, el oro, pero estamos forzados a importar otro, el petróleo, que nos perjudica cuando se encarece. Pudiera pensarse que uno compensa al otro, y que por ende quedamos nivelados cuando el precio de ambos aumenta simultáneamente. Lamentablemente no es así, pues la incidencia relativa del petróleo en el comportamiento económico del país es considerablemente superior a la del oro.

Doctor en Economía de Columbia University especializado en empresas, mercados, pronósticos y riesgo.