Por un detalle

Un pequeño detalle imprevisto obligó a Samsung a sacar de circulación su Galaxy Note 7

La mayoría de las personas suele querer tener algo que mostrar a los demás. Puede ser un vestido, una joya, una obra de arte, una figura musculosa o escultural, varios hijos graduados en la universidad, o saber varios idiomas. Como sea, esos dones, conocimientos y posesiones pueden llegar a definir al individuo, al punto de que se le conozca como el dueño del carro deportivo rojo, el que toca guitarra, o el que sabe los chismes del barrio o la oficina.

Un grupo de personas, más numeroso de lo que uno podría suponer, se define por poseer los teléfonos más avanzados, dueños del último modelo puesto a la venta. Parecido a una adicción, descartan aparatos perfectamente funcionales para adquirir el más reciente, dispuestos a describir - y demostrar - sus características sin necesidad de que se les solicite hacerlo.

Los fabricantes de teléfonos conocen esa adicción de sus clientes y hacen de ella parte de su negocio, aplicando una estrategia de lanzamiento de nuevos modelos cada cierto tiempo a fin de crear una percepción de obsolescencia alrededor de los anteriores. Pero un pequeño detalle imprevisto obligó al mayor de ellos, Samsung, a sacar de circulación su Galaxy Note 7, aparato a medio camino entre un teléfono y una tableta, causándole grandes pérdidas. El detalle, baterías inflamables, pone de relieve el gran desafío técnico de suplir energía para más y más funciones en espacios más y más congestionados. Dado que todavía las baterías no se recargan por sí solas vía satélite o desde el espectro electromagnético, son una limitación a vencer para los fabricantes. Y según los expertos en el asunto, el riesgo de calentamiento y combustión aumenta con la densidad energética y la rapidez de recarga.

En juego hay mucho dinero. En el 2000 se vendieron 700 millones de baterías de litio y el año pasado 8 mil millones, y durante ese lapso los precios unitarios han estado bajando a una tasa anual del 14%.