Revolución digital

Entre las propuestas presentadas por el presidente Medina en el inicio formal de su campaña electoral, ninguna tiene tanto potencial transformador como la promoción del acceso a internet. Compañero indispensable de cualquier avance educativo, el internet es ya la puerta de entrada al mundo del conocimiento y la información. Si esa puerta está cerrada, o menos abierta que las de otras naciones, nuestra capacidad de abrirnos paso en los mercados internacionales, aprovechar las oportunidades de crecimiento y diversificar nuestras fuentes de ingreso, quedará rezagada.

Afortunadamente esa propuesta puede formularse con precisión, pues hay indicadores cuantificables de fácil verificación para medir los progresos que se logren, a diferencia de otros asuntos más susceptibles a juicios subjetivos, como son la corrupción y la seguridad. Pero que sea fácil de medir no equivale a que sea de fácil implementación.

Obstáculos han impedido hasta ahora que el amplio acceso a internet de banda ancha o alta velocidad sea una realidad, siendo uno de ellos el elevado costo del servicio, uno de los mayores de la región. En ese sentido, como en toda relación de oferta y demanda, el acceso del usuario no depende solamente de la disponibilidad del servicio, sino también de que su precio lo haga ser asequible.

Aunque los impuestos y la limitada competencia en el sector pueden incidir para que los precios sean altos, otro factor a tener en cuenta es la disponibilidad de frecuencias para ser utilizadas, lo que a su vez está vinculado con las rutas de comunicaciones y la tecnología que se emplea. También incide como una restricción el costo de los equipos fijos y dispositivos móviles.

La importancia del internet ha hecho que muchos municipios y ciudades en diferentes partes del mundo asuman el compromiso de ofrecer cada vez más espacios con acceso libre, a la par con la provisión de áreas vendes y vías de transporte.

gvolmar@diariolibre.com