Vocación de riesgo

En las inversiones en bitcoins no existe nada físico, tangible, que las represente. Son un registro electrónico.

Algunos objetos son evidentemente arriesgados para fines de inversión. Un ejemplo podría ser una obra de un pintor que es aún desconocido. La apuesta es que el artista se hará famoso. Pero si no sucede, el inversionista podrá al menos admirar el cuadro que compró, suponiendo que sea de su agrado.

En las inversiones en bitcoins no existe nada físico, tangible, que las represente. Son un registro electrónico cuya validez como propiedad se deriva del reconocimiento que otorga una comunidad de afiliados a una red informática. Concebido en el escenario traumático de la Gran Recesión, su utilización como objeto de inversión no fue determinante para su creación, sino su empleo como medio de pago alternativo a las monedas tradicionales.

Pero cualquier cosa, hasta la más descabellada, puede llegar a servir para inversiones especulativas. Basta que el inversionista crea que subirá de valor y que otros compartan su criterio. Y como ocurre con todas las especulaciones, no hay nada que afiance más esa creencia que los hechos cumplidos. Si se observa que realmente ha subido de valor, muchos que a lo mejor no tienen ni la menor idea de cómo funciona el esquema matemático que controla al bitcoin, decidirán invertir en él anticipando que ganarán tanto como los que invirtieron previamente. Sin ser una pirámide financiera, comparte con ella el ingrediente psicológico del efecto expectativa.

El 26 de mayo pasado, el bitcoin llegó a superar los 2,760 dólares, y el día 11 de junio superó brevemente la barrera de los 3,000. La mayor demanda se ha estado registrando en Japón y Corea del Sur.

Parte del auge del bitcoin se debe a la política de los bancos centrales de mantener tasas de interés tan bajas que no representan el rendimiento esperado del capital en la economía. En busca de mayores retornos, los inversionistas, incluyendo fondos y otros entes financieros, han tenido que acudir a opciones de mayor riesgo.