Costos en dólares y en pesos

En la agenda de puntos que el país tendrá que acometer después de las elecciones, hay uno que está cerca del tope.

Si la agricultura y la industria van a crecer, necesitan incrementar su eficiencia operacional, lo que significa que requieren reducir sus costos de producción. La razón es que para poder crecer tendrán que conquistar mercados en el exterior, pues el mercado dominicano es demasiado pequeño para permitirles alcanzar escalas productivas en las que puedan operar rentablemente con pequeños márgenes de ganancia por unidad producida.

Los costos de producción se podrían bajar fácilmente en dólares. Bastaría para ello auspiciar, o más bien permitir, una devaluación más acelerada del peso frente al dólar. Sería, sin embargo, una forma ineficiente de bajar los costos, pues dado que una gran porción de los materiales usados en la producción son importados, al devaluarse el peso aumentaría el precio en pesos de esos insumos, anulando por esa vía parte de la reducción de los costos en dólares. Eso implica que para ser efectiva, la devaluación tendría que ser cuantiosa, lo que generaría inflación y presiones por aumentos de salarios.

El reto está, por lo tanto, en disminuir los costos de producción en pesos, que es la señal de una eficiencia operativa verdaderamente mayor, no debida a simples manejos cambiarios. Pero lograr ese objetivo no es tan fácil como devaluar la moneda, pues no depende sólo de lo que los productores hagan.

De hecho, el primer obstáculo a superar son las distorsiones creadas por el propio sector público, como son las de su nómina hipertrofiada, su sistema tributario adverso a la inversión, su protección y subsidios a productores ineficientes, su corrupción y sus debilidades en la gestión del sector de la electricidad.

Afortunadamente, el sector empresarial, especialmente en el área de las manufacturas, está conciente de esa necesidad.


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