El Chocal cambia la vida a mujeres de Altamira

La fábrica de chocolates ha permitido a las jóvenes del grupo iniciar carreras universitarias.

Amarilis Minaya da forma a unas bolas artesanales de cacao

PALMAR GRANDE, ALTAMIRA. Amarilis Minaya tiene una voz alegre, 60 años, cuatro hijos y toda una vida siendo ama de casa... Hasta que la Fundación de Desarrollo Loma y Salud (Fundelosa) planteó la posibilidad de crear una procesadora de cacao orgánico en el Municipio Altamira, en Puerto Plata, para que las mujeres de la comunidad se integraran a una actividad productiva. 

En 2007, con el apoyo de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo (USAID), surge el Chocolate de la Cuenca de Altamira (Chocal), con 30 mujeres de la zona. Amarilis es una de ellas.

"Después de eso, si uno necesita un panti no tiene que esperar que el marido le dé los chelitos (...). Los chelitos son buenos de ganar. Es bueno decir ´esto es mío´, ´voy a comprar esto´", cuenta Amarilis, mientras da forma a unas bolas artesanales de cacao, aunque con forma ovalada.