COVID-19 socava tráfico de cocaína

Desaceleración del comercio e incautaciones de drogas debido a la crisis del coronavirus han golpeado a los narcotraficantes

Para los productores de drogas es un mal panorama.

La pandemia de coronavirus ha afectado a los traficantes de cocaína, según un informe de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), conforme los confinamientos mundiales han provocado la paralización del transporte y han perjudicado un negocio que depende del comercio legal para “camuflar” sus actividades y de que las personas puedan distribuirles drogas a los consumidores.

“Las medidas implementadas por los gobiernos para contrarrestar la pandemia de COVID-19 han afectado todos los aspectos de los mercados ilegales de drogas, desde la producción y el tráfico hasta su consumo”, según el informe de la ONUDD.

Anticipando una desaceleración del comercio provocada por la pandemia de COVID-19, los narcotraficantes habían aumentado los envíos justo antes de la imposición de confinamientos, pero varias incautaciones acabaron con sus planes.

En los primeros tres meses de este año, la ONUDD ayudó a confiscar 17.5 toneladas de cocaína con destino a Europa procedentes de América del Sur. En Rotterdam, las confiscaciones aumentaron de 4.1 toneladas en el primer trimestre de 2019 a 6.6 toneladas en el mismo período de este año.

En Amberes, en abril, se encontró una carga de drogas inusualmente grande de 5 toneladas escondida en un contenedor que transportaba calamares. Semanas antes, en el puerto peruano de El Callao, la policía capturó un cargamento de cocaína escondido en máscaras quirúrgicas con destino a China.

Pero después de que se impusieron confinamientos y restricciones en los países latinoamericanos y disminuyó el comercio marítimo mundial, “vimos una caída muy sustancial en las incautaciones”, lo cual podría indicar que se hicieron menos envíos, dijo Bob Van den Berghe del Programa de Control de Contenedores de la ONUDD.

“Se ha vuelto más difícil para las organizaciones criminales llevar cocaína a los puertos marítimos porque las fronteras están cerradas, las carreteras están cerradas y los agentes de policía están en todas partes”, dijo.

Bolivia, Colombia y Perú son los únicos países del mundo que producen coca, materia prima para producir cocaína, y la ONUDD dijo que había “indicios” de una reducción en el flujo de cocaína desde los países de origen.

La caída de la oferta y la demanda ha intensificado la competencia entre los cárteles. Conforme se dificulta más introducir las drogas a los puertos de entrada más tradicionales, los traficantes están cambiando a rutas paralelas, transportándolas en submarinos o lanchas rápidas o descargando en las playas de Centroamérica.

Las nuevas operaciones de EEUU contra los narcotraficantes también habían aumentado la presión, dijo Ricardo Márquez Blas, un consultor de seguridad mexicano.

“Eso significa que las drogas tienen que ir por tierra, si están bloqueando las rutas marítimas y aéreas”, dijo. “Esto fortalecerá aún más a los cárteles mexicanos y aumentará su poder sobre los cárteles colombianos porque controlan el último tramo de la cadena de suministro hacia el mercado estadounidense”. Los cárteles mexicanos también lucharían entre sí “por las rutas de acceso, la distribución y el comercio en rutas hacia EEUU. Esto provocará disputas más intensas y más muertes”, agregó.

Las restricciones comerciales provocadas por el coronavirus se han sumado al exceso global de cocaína. La producción de coca en Colombia ha aumentado desde que las pandillas tomaron el control del negocio después de un acuerdo de paz de 2016 con los rebeldes de las FARC, quienes financiaban sus operaciones mediante el narcotráfico. En Perú, la agencia nacional de control de drogas reportó una caída del 46 por ciento en el precio de la hoja de coca de enero a abril de este año.

“Hay literalmente toneladas de drogas esperando para ser transportadas y el coronavirus ha acentuado esta situación”, dijo Jeremy McDermott, de InSight Crime, un grupo de expertos con sede en Medellín que investiga el crimen organizado.

Sin embargo, en cuanto a la demanda, a los distribuidores les está yendo bien. Según el Sr. McDermott, el precio al mayoreo de un kilo de cocaína que llega a Rotterdam aumentó de €25,000 por kilo a finales del año pasado a €32,000 por kilo en estos momentos. “Para el vendedor minorista de drogas es un panorama de ensueño. Para el productor de drogas es frustrante”.