El coronavirus y la caída de los precios petroleros pueden llevar a América Latina a una recesión

Se reducen las expectativas de crecimiento de Brasil y quedan vulnerables las economías que dependen del petróleo

La caída de los precios del petróleo es preocupante.

América Latina era la región de crecimiento más lento del mundo incluso antes de que el coronavirus y el colapso del precio del petróleo crearon una tormenta perfecta que amenaza con hundirla en una recesión.

La región, que ya estaba experimentando dificultades para recuperarse del fin del auge de los productos básicos y que fue asolada por protestas callejeras contra la desigualdad el año pasado, ahora enfrenta la posibilidad de retroceder aún más.

“La combinación de la rápida propagación del coronavirus con una caída en el precio del petróleo y una venta masiva de los activos latinoamericanos podría paralizar totalmente la economía de la región”, dijo Marcos Casarin de Oxford Economics en un informe.

“Nuestras primeras estimaciones para un escenario en el que la volatilidad financiera dure unos pocos meses y los precios del petróleo se mantengan cercanos a los US$30 por barril hasta fin de año apuntan a una pérdida del 0.7 por ciento en el PIB de América Latina para este año”.

Inicialmente, la región pareció haber esquivado lo peor de la epidemia de coronavirus, lo que llevó a algunos gobiernos a concluir que el clima cálido y el relativo aislamiento significaban que había poco de qué preocuparse.

Esa situación cambió drásticamente la semana pasada cuando el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, apareció en una publicación de Facebook con una mascarilla anunciando la cancelación de una gran manifestación política y la noticia de que uno de sus ayudantes había tenido un resultado positivo en la prueba del virus. El mismo día, Argentina prohibió todos los vuelos desde Europa, EEUU y tres países asiáticos durante los siguientes 30 días.

Los bancos y las firmas de investigación ahora han reducido los pronósticos, y Capital Economics pronosticó que América Latina, excluyendo a Venezuela, crecerá apenas un 0.2 por ciento en 2020, un estimado inferior al pronóstico anterior del 1.2 por ciento.

“La región no está preparada para esto, salvo algunas excepciones”, dijo Mónica de Bolle, investigadora del Instituto Peterson para la Economía Internacional en Washington, y añadió que “es muy vulnerable porque depende de las exportaciones de productos básicos, de China y de la inversión extranjera”. Éstos son algunos de los factores que se han visto más perjudicados por la propagación de la enfermedad.

Los precios del cobre han caído un 11.6 por ciento en lo que va del año y los precios de la soja un 10.8 por ciento, mientras que los precios del petróleo cayeron casi un 30 por ciento a principios de esta semana.

En Brasil, la economía más grande de América Latina, se han desechado las expectativas de un repunte del crecimiento este año hasta alrededor del 2 por ciento. Bank of America ahora pronostica un crecimiento del 1.5 por ciento en 2020. El ministro de finanzas, Paulo Guedes, dijo que elaboraría un paquete especial de medidas económicas para combatir el impacto del coronavirus, insinuando que podrían relajarse las metas fiscales.

Los analistas están divididos sobre la probabilidad de que Brasil reduzca las tasas de interés, dada la difícil elección entre proteger la vulnerable moneda del país y brindar un estímulo interno para compensar el impacto del virus en un entorno altamente impredecible. “Guedes dijo hace una semana que, si el real cae a cinco por dólar, sería porque él habría hecho las cosas muy mal”, dijo Zeina Latif, economista principal de XP Investments en São Paulo. “Bueno, el jueves pasado cayó a cinco. Y Bolsonaro había dicho que no le preocupaba en lo absoluto el coronavirus, que los medios estaban propagando el miedo. Brasil es una broma en cuanto a este asunto”, añadió.

La epidemia de coronavirus está ocurriendo en un momento en que el nuevo gobierno peronista de Argentina está intentando renegociar más de US$100 mil millones de deuda, una tarea difícil, incluso antes de que las prohibiciones de viaje a causa del virus hicieran casi imposibles las reuniones cara a cara.

Ecuador, que depende en gran medida de las exportaciones de petróleo y utiliza el dólar estadounidense como moneda, ya tenía dificultades para pagar su deuda externa y cumplir las condiciones de un rescate del FMI de US$4.2 mil millones. La diferencia en el rendimiento entre los bonos del país y los equivalentes del Tesoro estadounidense ha aumentado drásticamente en los últimos días, lo que indica una mayor probabilidad de incumplimiento.

Entre los otros grandes productores de petróleo de América Latina, México se destaca debido a las inestables finanzas de Pemex, la compañía petrolera estatal. Los analistas creen que es cada vez más probable que se produzca una rebaja de las calificaciones de Pemex y de los bonos soberanos asociados.

Joydeep Mukherji, jefe de calificaciones soberanas de América Latina en S&P Global, dijo: “Claramente, la caída en los precios del petróleo significa menos dinero para Pemex y le pone las cosas aún más difíciles al gobierno mexicano”.

El gran sector manufacturero de México está particularmente expuesto a las vulnerabilidades de la cadena de suministro y su dependencia de un mercado estadounidense en rápida desaceleración.

Gracias a políticas económicas sólidas, Colombia, otro gran productor de petróleo, tiene más margen para manejar la caída de los precios del crudo y la mayoría de los economistas creen que seguirá siendo la gran economía de más rápido crecimiento de la región. Pero el peso colombiano ha sido la gran moneda más débil de América Latina este año, ya que ha perdido un 19 por ciento ante el dólar.

Venezuela también depende en gran medida de las exportaciones de petróleo, aunque las sanciones estadounidenses ya habían reducido el precio efectivo al que podía vender su crudo y el gobierno del presidente Nicolás Maduro había diversificado sus ingresos mediante la minería ilegal de oro, el tráfico de drogas y las remesas, según autoridades estadounidenses.

El gobierno autoritario del país vio un lado positivo en la crisis: justo antes de que se confirmaran oficialmente los dos primeros casos, el Sr. Maduro introdujo la prohibición de todas las reuniones públicas y suspendió los vuelos desde Europa.

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