El mundo reacciona ante la reelección de Nicolás Maduro

EEUU considera nuevas sanciones contra Venezuela después de que las elecciones han sido denominadas como una farsa

Nicolás Maduro, presidente de Venezuela. (AP)

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El resultado nunca estuvo en duda: Nicolás Maduro ganó por mucho las elecciones presidenciales del domingo en Venezuela, gracias a una combinación probada de coerción, propaganda y posible fraude. Lo que es mucho menos predecible es lo que sucederá a continuación.

Ya que el Sr. Maduro aparentemente ha decidido aferrarse al poder durante otros seis años, la comunidad internacional está reflexionando sobre cómo responder a su gobierno cada vez más autoritario, a su desdén de los principios más básicos de la democracia, y al drástico deterioro de la situación humanitaria en Venezuela.

EEUU dice que está considerando nuevas sanciones contra Caracas, incluyendo, posiblemente, contra su industria petrolera. En Buenos Aires el fin de semana, el subsecretario de Estado estadounidense, John Sullivan, reconoció que sería “un paso muy significativo”, pero que estaba sobre la mesa.

Catorce países latinoamericanos, incluyendo Brasil y México, dijeron que no reconocían el resultado. También, Boris Johnson, el secretario de Relaciones Exteriores del Reino Unido, comentó en una reunión de ministros de Exteriores del G20 en Buenos Aires, que podrían imponerse nuevas sanciones a Venezuela para “ajustar el tornillo económico”.

“Hemos escuchado amenazas de sanciones petroleras durante tanto tiempo que son fáciles de ignorar. Pero ahora que las elecciones terminaron, esta opción debe tomarse en serio”, dijo Geoff Ramsey, subdirector para Venezuela de la Oficina de Washington para América Latina.

Los analistas dicen que es improbable que Washington elija “la opción nuclear” de imponer un embargo total a las exportaciones petroleras venezolanas, entre otras razones porque la producción de la nación de la OPEP está cayendo tan rápidamente que cada vez es menos relevante como proveedor. Aunque Venezuela fue el cuarto mayor exportador de crudo del mundo a EEUU el año pasado, las ventas alcanzaron su nivel más bajo en casi tres décadas y siguen cayendo.

“EEUU casi no necesita imponer un embargo petrolero”, dijo Luis Pedro España, un politólogo en Caracas. “Nos estamos imponiendo un autoembargo con la rápida caída de producción”.

Además de medidas con respecto al petróleo, EEUU y la UE podrían reavivar sus sanciones contra personas cercanas al régimen del Sr. Maduro. Pero tales medidas sólo tendrían un impacto limitado y podrían resultar contraproducentes. “A medida que estas listas se amplían, más funcionarios en el poder perderán su incentivo para separarse de Maduro”, argumentó el Sr. Ramsey. “¿Por qué arriesgarte a apoyar una transición cuando podrías terminar en la cárcel en Miami?”

El Sr. Maduro enfrenta amenazas a su gobierno dentro de Venezuela que probablemente aumentarán después de las elecciones. Aunque ganó fácilmente, en parte porque les sugirió a los votantes pobres y hambrientos que si lo respaldaban recibirían “premios” y bonos en efectivo, la participación electoral se redujo drásticamente en comparación con su victoria en 2013.

Si creemos lo que dicen los resultados oficiales, el Sr. Maduro obtuvo 5.8 millones de votos, o 67 por ciento del total de votos, en comparación con 7.6 millones hace cinco años. La participación total fue de 46 por ciento, la más baja que se ha visto en una contienda presidencial durante dos décadas.

“No fue sólo la oposición la que se abstuvo”, dijo Michael Penfold, director ejecutivo de la escuela de negocios IESA en Caracas. “La base de apoyo de Maduro boicoteó el voto también. Su presidencia se ha debilitado y la gobernabilidad del país se ha visto seriamente comprometida”.

Aun así, el Sr. Maduro ha demostrado ser muy capaz de defenderse de posibles desafíos dentro de su bloque socialista.

“El gobierno ha perfeccionado sus herramientas para silenciar la disidencia interna”, dijo el Sr. Ramsey. “Aquellos que han hablado han sido despojados de su influencia, han sido expulsados del país o han acabado en la cárcel”.

Otra amenaza potencial para el cargo del Sr. Maduro radica en las fuerzas armadas, pero, como siempre, es difícil predecir lo que harán.

Parece haber un creciente descontento entre los soldados rasos, que sufren la misma escasez de alimentos y recortes salariales que sus compatriotas civiles. Clíver Alcalá, un general retirado del ejército que se ha convertido en un vociferante crítico del Sr. Maduro, dijo que hubo más de 150 casos de presunta “traición” en las fuerzas armadas este año, mucho más que en años anteriores.

Pero este espíritu de rebelión no parece estarse extendiendo a los comandantes militares superiores, muchos de los cuales han sido recompensados por su lealtad al Sr. Maduro con puestos lucrativos en varios ministerios y en PDVSA, la compañía petrolera nacional de Venezuela. Aunque el Sr. Alcalá predijo que los resultados de las elecciones “romperían el vínculo entre el gobierno y las fuerzas armadas”, no está claro cómo ni cuándo sucederá.

A medida que empeora la crisis económica en Venezuela, es muy probable que el gobierno enfrente un creciente descontento social. Las protestas callejeras politizadas de 2017 han dado paso a manifestaciones locales más pequeñas contra los precios en espiral, los cortes de electricidad y el acceso restringido al agua.

Además, Venezuela se está quedando sin dinero. Se encuentra en incumplimiento parcial de sus US$70 mil millones de deuda negociable, y los tenedores de bonos, quienes están hartos de los pagos atrasados y las promesas incumplidas, están recurriendo a las cortes para recuperar sus inversiones.