España encabeza el crecimiento en la eurozona

Millones de personas siguen desempleadas, pero el país europeo es un motor improbable de la región económica

España fue mayor contribuyente al crecimiento.

La mayor cifra de desempleados en la UE — 3.3 millones — y una de las tasas de pobreza más altas en la eurozona sugieren que la economía española todavía está en problemas.

Pero después de pasar por dos recesiones en una década, España también ha logrado una recuperación que la ha convertido en un motor improbable de la eurozona.

Ya que están flaqueando algunos países como Alemania e Italia, España fue el mayor contribuyente individual al crecimiento de la eurozona en el cuarto trimestre, generando una mayor proporción del producto interno bruto anual adicional que cualquier otra nación en la zona de moneda única.

El año pasado, la economía española creció un 2.5%, lo cual marcó el quinto año consecutivo de crecimiento económico sólido y, por mucho, la tasa de crecimiento más rápida de todas las grandes economías de la eurozona.

Estos resultados podrían influir en las elecciones generales del país que se celebrarán el 28 de abril. Los temas económicos son, sin duda, menos divisorios para los votantes que los problemas de identidad nacional e integridad territorial de España, que surgieron tras la iniciativa independentista de los nacionalistas catalanes en 2017.

Parte del sólido desempeño económico del país refleja el proceso de convergencia que se ha producido desde los momentos más profundos de su crisis. España perdió 3.8 millones de empleos de 2007 a 2014, mientras que los salarios reales cayeron en un 10%. El sector de la construcción quedó diezmado: las aprobaciones mensuales de construcción de viviendas se redujeron de casi 20,000 en marzo de 2007 a menos de 700 en agosto de 2013, y ahora se han recuperado marginalmente hasta una cifra de 2,000.

El comercio contribuyó a estimular la transformación de España, pues las exportaciones se volvieron más competitivas tras una caída en los costos laborales. Pero la recuperación continua depende cada vez más de la economía doméstica, pues el hecho de que los consumidores tienen más dinero contribuye a estimular el crecimiento y crear empleos.

Durante cuatro años, los empleos en España han crecido a un ritmo aproximado de un 3% anual, una tasa que no está presente en ninguna otra gran economía europea. España, con una fuerza laboral de menos de la mitad del tamaño de la de Alemania, sumó casi la misma cantidad de empleos que este país en los últimos dos años.

La demanda de los consumidores españoles, el mayor componente del PIB, se expandió a una tasa anual del 2.2% a finales del año pasado, en comparación con apenas el 1% en la eurozona en su totalidad.

Las medidas expansionistas en el presupuesto de 2018 y el sólido crecimiento de la inversión estimularon también la recuperación. El aumento de la confianza y una mayor salud bancaria — la proporción de préstamos no redituables se ha reducido en más de la mitad desde 2013 — apoyan la inversión. También han contribuido las políticas monetarias relajadas del BCE, con tasas de interés históricamente bajas y préstamos subsidiados a los bancos. A finales del año pasado, la inversión creció a una tasa anual del 4.6%.

España también se ha beneficiado temporalmente de características que a veces se consideran debilidades. El comercio internacional es menos importante en España que la mayoría de sus semejantes, por lo que se ha visto menos afectada por la perturbación provocada por la desaceleración económica china y las disputas comerciales entre EEUU y China. La industria, fuente de gran parte de la desaceleración de la eurozona, es menos importante en España que en Alemania o Italia.

A la recuperación económica aún le falta un largo camino por recorrer. Alrededor del 14% de la población está desempleada, la segunda tasa más alta en la eurozona después de Grecia. Muchos empleos son sólo temporales, mientras que las tasas de pobreza y endeudamiento permanecen altas.

Una de las interrogantes es hasta qué punto el frágil estado de la política española y las señales de un estancamiento creciente — ésta es la tercera elección en cuatro años — podrían afectar la recuperación económica y las decisiones de inversión.

Pero la mayoría de los analistas piensan que en 2019 España superará nuevamente al resto de los países de la región. Se espera que su economía crezca un 2.2%, más que la de Alemania, Francia o Italia y casi el doble de la tasa de la eurozona.

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