Trump no ha cumplido con sus promesas populistas de implementar políticas antimonopolio
La retórica de la campaña dirigida a las grandes corporaciones se ha desvanecido en una postura convencional.
El año pasado Donald Trump prometió que lucharía en contra de los acuerdos corporativos que le otorgaban demasiado poder a las grandes empresas, afirmando que mataría la propuesta de adquisición de Time Warner por parte de AT&T y también desharía la compra de NBCUniversal por Comcast en 2011.
Durante la campaña, el Sr. Trump dijo que la unión de AT&T-Time Warner representaba “demasiada concentración de poder en manos de muy pocos” y acusó a Comcast de “tratar de decirles a los votantes lo que deberían pensar y hacer” a través de su control de NBC.
“Estos tipos de acuerdos destruyen la democracia”, declaró en octubre.
Sin embargo, la postura populista del Sr. Trump no ha afectado la política estadounidense como él lo había anticipado. Después de seis meses en su cargo, los ataques del Sr. Trump en contra de las grandes fusiones y las empresas de rápido crecimiento como Amazon — a la cual acusó el año pasado de tener “enormes problemas antimonopolio” — se han desvanecido y han perdido su influencia en la implementación de políticas al respecto, según los expertos antimonopolio”.
“Lo que va a suceder en las agencias va tener poco que ver con el populismo o con lo que el candidato Trump dijo en Twitter sobre Amazon”, afirmó Joshua Wright, un consejero y profesor de la Universidad de George Mason, en un evento del Federalist Society. “Yo creo que las cosas no van a cambiar demasiado”.
Los republicanos suelen tener una visión más relajada de las fusiones que los demócratas, porque piensan que les ofrecen más beneficios que daños a los consumidores. Los reguladores ahora probablemente aprueben fusiones problemáticas con remedios como la venta de productos o negocios superpuestos, dice Andrea Murino, socia de Goodwin Procter.
“El antimonopolio es un péndulo que se mueve de un lado a otro, pero no uno que oscila violentamente”, dijo la Sra. Murino, una ex funcionaria antimonopolio del Departamento de Justicia (DoJ, por sus siglas en inglés) y la Comisión Federal de Comercio (FTC, por sus siglas en inglés).
Los tribunales federales desempeñan un papel central en la aplicación de la legislación antimonopolio y por lo tanto limitan la libertad de acción de cualquier administración. Por eso, es poco probable que la administración Trump acoja plenamente la retórica “grande es malo” que usó durante la campaña o el enfoque laissez-faire temido por los demócratas.
Nadie anticipa un movimiento dramático en contra de grandes plataformas digitales como Google, que la UE ha multado US$2.7 mil millones por favorecer injustamente sus propios servicios en sus resultados de búsqueda en línea.
De hecho, Makan Delrahim, el nominado del Sr. Trump para dirigir la división antimonopolio, dijo en mayo que algunas medidas antimonopolio en contra de compañías estadounidenses en el extranjero representaban “proteccionismo”.
A pesar de la retórica del Sr. Trump, el cambio de postura de esta administración en comparación con la del Sr. Obama — la cual rechazó un número creciente de grandes fusiones en los últimos años — es considerado típico de una transición entre partidos políticos.
El Departamento de Justicia cuestionó 76 fusiones durante los últimos cuatros años de la presidencia de Barack Obama comparado con 48 casos en el período correspondiente del presidente George W Bush, según estadísticas del departamento.
David Higbee, un ex funcionario antimonopolio de la administración Bush, quien también formó parte del equipo de transición del departamento de justicia del Sr. Trump, dijo que la administración probablemente seguiría las típicas políticas republicanas con respecto a la aplicación de normas antimonopolio.
“El mensaje del presidente Trump durante la campaña fue un mensaje populista y eso no tiene nada que ver con presentar un caso en la corte ante un juez”, afirmó. “Yo no creo que esas declaraciones debieran ser consideradas como su filosofía acerca de la aplicación de regulaciones antimonopolio”.
Las recientes acciones antimonopolio, ejecutadas en su mayor parte por funcionarios de carrera que la administración heredó de la administración Obama, no muestran señales del anterior populismo del Sr. Trump. El mes pasado, por ejemplo, el Departamento de Justicia llegó a un acuerdo con Dow Chemical y DuPont que permitió su fusión con valor de US$130 mil millones. El Departamento de Justicia exigió que las compañías se desinvirtieran en múltiples líneas de productos de protección de cultivos y productos petroquímicos antes de finalizar el acuerdo, que se espera que se firme en agosto.
Incluso un acuerdo reciente bloqueado por la administración refleja más continuidad que cambio. En junio, la FTC actuó para detener la fusión de los dos mayores sitios de deportes de fantasía en EEUU, aseverando que la unión entre DraftKings y FanDuel crearía un “monopolio de facto” que hubiera controlado más del 90 por ciento del mercado.
Pero ya que la mayor parte de las posiciones antimonopolio de la administración siguen vacantes, es difícil adivinar las verdaderas intenciones del Sr. Trump. El Sr. Delrahim del DoJ aún no ha sido confirmado y tres de las cinco posiciones de Comisionado de la FTC también están vacías.
“La falta de personal de las agencias no señala una gran preocupación con el papel de la autoridad antimonopolio con respecto a la protección de nuestros mercados”, dijo Diana Moss, presidenta de la American Antitrust Institute, una organización independiente no partidista.
Por David J. Lynch (c) 2017 The Financial Times Ltd. All rights reserved
Condenan 15 años de cárcel a un exministro paraguayo por torturas tras un intento de golpe
La CIA ve "más probable" que el origen de la pandemia de la covid-19 sea un laboratorio
Especialistas disertan sobre las causas de mortalidad materna en República Dominicana
Más del 26 % del parque vehicular dominicano no ha renovado el marbete