iPHONE, uCOPY, iSUE

Incluye contenido de The Economist

Apple vs. Samsung. No todas las innovaciones merecen una patente. Ni todos los imitadores merecen un castigo 

Cuando Steve Jobs desveló el iPhone en el 2007, él cambió una industria. El brillante nuevo dispositivo de Apple fue un avance enorme de los teléfonos móviles que habían surgido antes: lucía diferente y funcionaba mejor. El iPhone representaba la innovación en su mejor expresión, haciendo de éste el teléfono inteligente de mayor venta poco después de su lanzamiento y ayudó a convertir a Apple en la empresa más valiosa del mundo, con una capitalización de mercado que ahora excede $630 mil millones.

El logro de Apple produjo un montón de imitadores. Muchos fabricantes de teléfonos inteligentes ahora se vanaglorian de pantallas táctiles y coloridos iconos. Entre estos está Samsung, el mayor fabricante mundial de tecnología, cuyos dispositivos son el más cercano rival del iPhone y el que más se le parece. La competencia y las similitudes eran bastante cercanos para que Apple demandara a Samsung por violación de patentes en varios países, estimulando a la empresa surcoreana a contrademandas de que había sido timado por Apple. El 24 de agosto un jurado estadounidense determinó que Samsung había infringido seis patentes y ordenaba pagarle a Apple más de $1 mil millones en daños, una de las indemnizaciones más altas otorgadas en un caso de patentes.

Algunos perciben un disimulado proteccionismo en esta sentencia. Esto no favorece al jurado: sus miembros parece se limitaron a determinar si había ocurrido una infracción de patentes. La pregunta más crucial que surge de este caso es en primer lugar si a las innovaciones de Apple se les debió otorgar una patente; y el grado en que los incondicionales de la tecnología y las empresas de nueva creación podrán basar sus diseños en los avances de otros. Es útil recordar por qué existen las patentes. El sistema se estableció como una concesión reciproca que ofrece un beneficio público: el estado acuerda conceder un monopolio limitado a un inventor a cambio de que revele cómo funciona la tecnología. Para calificar, la innovación debe ser nueva, útil y no obvia, que le otorga a su inventor 20 años de exclusividad. Las "patentes de diseño", que cubren la apariencia, y su proceso de concesión es más sencillo, son válidas por 14 años.

La disputa entre Apple y Samsung es menos sobre cómo operan los dispositivos y más sobre cómo lucen y se sienten. Entre los temas en discusión están la habilidad de agrandar una imagen con un doble clic, gestos de pellizcar, y el efecto visual de "banda elástica" cuando se desplaza al final de una página.

El caso hasta incluye si el dispositivo y sus iconos en pantalla pueden tener las esquinas redondeadas. Cierto, algunas de estas cosas fueron una tremenda mejora de lo que existía antes de la salida del iPhone, pero conceder derecho de monopolio a gestos con los dedos y rectángulos redondeados es estirar la definición de "novedoso" y "no obvio" al punto de ruptura.

La proliferación de patentes perjudica al público de tres maneras. Primero, significa que las empresas de tecnología competirán más en los tribunales que en el mercado - precisamente lo que parece estar ocurriendo. Segundo, entorpece las mejoras consiguientes por empresas que implementan la tecnología existente pero la superan. Tercero, le echa leña al fuego de problemas más complejos del sistema de patentes de los Estados Unidos, tales como patentes troll (demandas especulativas de tenedores de patentes quienes no tienen la intención de implementar nada); patentes defensivas (adquisición de patentes sencillamente para adelantarse al riesgo de un litigio, lo que aumenta el costo de los negocios); y "estancamiento de la innovación" (la dificultad para combinar múltiples tecnologías para crear un nuevo producto sencillamente porque hay demasiadas patentes pequeñas repartidas entre demasiados jugadores).

Algunas reformas básicas aliviarían muchos de los problemas escenificados por el litigio del iPhone. El criterio existente para las patentes debe ser aplicado con mayor vigor. Deberían establecerse tribunales especiales para las disputas sobre patentes, dirigidos por jueces orientados a la tecnología: las infladas sentencias por daños dictadas en años recientes en gran parte son resultado de juicios por jurados. Y si las patentes son infringidas, los jueces deben favorecer las multas monetarias a las órdenes judiciales que prohíben la venta de los productos penalizados lo que reduce las opciones del consumidor.

Pellizcar y florecer

Un mundo con menos pero más robustas patentes, combinado con un método más eficaz de resolver los conflictos, no solo favorecería los intereses del público sino que también ayudaría a innovadores como Apple. Se rumora que la compañía está considerando un iPad con una pantalla más pequeña, un formato que Samsung ya vende. ¿Qué pasaría si sus planes son bloqueados por una patente engañosa? Los primeros éxitos de Apple se basaron en el mejoramiento de las mejores tecnologías que encontró, significativamente la interfaz gráfica y el mouse que fueron inventados primero por el Centro de Investigación Palo Alto de Xerox. "Al final todo se reduce a tratar de exponerse a las mejores cosas que los humanos han hecho - y luego tratar de aplicarlas a lo que usted está haciendo", dijo Jobs en un documental televisado, "El Triunfo de los Nerds" en 1996. "Y siempre hemos sido descarados en robar las grandes ideas."

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De The Economist, traducido por Diario Libre y publicado bajo licencia. El artículo original en inglés puede ser encontrado en www.economist.com