El imponente edificio Baquero y su precario presente

Vista del edificio Baquero.
TEXTO: Emilia Pereyra
FOTOS y VIDEO: Marvin del Cid

Situado en la Ciudad Colonial dominicana, el emblemático edificio Baquero se mantiene imponente, pero en precario estado de conservación, por lo cual ha sido incluido en el listado de monumentos y sitios en riesgo del 2019, dado a conocer por el Comité Dominicano del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos).

De acuerdo con la entidad, en el inmueble se mantiene la presencia de hongos, vegetación nociva, carcoma en puertas y ventanas de madera, fisuras y grietas en la estructura y se ha producido el desprendimiento de materiales, lo que, sin embargo, no pone en riesgo su estabilidad.

En cuanto a su protección legal, el Icomos se refiere la ordenanza 3-11, del Ayuntamiento del Distrito Nacional, del 19 de mayo del 2011, por lo cual se incluye este inmueble en la lista de edificios del siglo XIX con valor patrimonial.

La propiedad privada fue construida en el 1927. La dotaron de un equipamiento técnico vanguardista para la época, pues se le instalaron ascensores, transformadores eléctricos, montacargas y grandes vidrieras. Además, le construyeron un sótano y le colocaron revestimientos exteriores que le proporcionaron un sello renovador.


Durante varios años fue el edificio más alto de Santo Domingo y proyectaba el vanguardismo que se percibía en ciertos sectores de la sociedad, que en los años siguientes viviría la traumática y larga dictadura de Rafael Leónidas Trujillo.

Entonces, causaban admiración sus ascensores y demás facilidades particulares. Estudiosos de la arquitectura han considerado que el edificio Baquero representa la mayor muestra del clasicismo ecléctico, un modelo que asumió el concreto armado como material de la época.

Pasado esplendor

El inmueble, de siete pisos de altura, calificado como elegante por el Icomos, tiene un total de 6,000.00 metros cuadrados de construcción e inicialmente fue erigido para alojar la Ferretería Baquero, en el primer piso.

Está localizado en la calle Hostos esquina El Conde, donde embellece con su singularidad la antigua vía de la Ciudad Colonial dominicana.

El edificio tiene más de 20 años cerrado al público, y en el pasado alojó oficinas comerciales y otro tipo de negocios.

En la actualidad el inmueble naufraga en el abandono, pues prevalecen en cada uno de sus pisos la suciedad, la oscuridad y los efectos del ocaso, que sin embargo todavía recuerdan sus tiempos de magnificencia.

Otros sitios en peligro

En enero de este año 2019, el Icomos dio a conocer un listado de doce monumentos y sitios del patrimonio cultural que se encuentran en peligro.

Durante una rueda de prensa, encabezada por el vicepresidente del Icomos, el arquitecto José Manuel Batlle Pérez, la entidad informó que se hallan en riesgo el ingenio azucarero de Juan de Viloria, en Sanate; la villa de doña Emilia Jiménez, en Montecristi; las ruinas de Santiago Viejo, en Jacagua; el cementerio de Las Dos Bocas, en Macasías; las cuevas del Parque Nacional Aniana Vargas y el pabellón de Venezuela, ubicado en el Centro de los Héroes.

Además, los edificios Baquero y Copello, sitos en Santo Domingo; el pecio del Golden Fleece, que reposa en Cayo Vigía, en la bahía de Samaná; la iglesia San Dionisio, en Higüey; el puente sobre el río Soco, en San Pedro de Macorís, y la antigua estación ferroviaria de Puerto Plata.

Las imágenes de los sitios en riesgo figuran en el calendario 2019 elaborado por el Icomos, como un recordatorio de los factores que inciden negativamente en la conservación y puesta en valor de esos lugares y monumentos.

El Icomos dijo entonces que el abandono, el vandalismo, los fenómenos naturales, la falta de mantenimiento, de vigilancia y de reparaciones, el deterioro avanzado, las ruinas y escombros, las intervenciones inadecuadas, la erosión, el posible colapso y la falta de gestión efectiva dan cuenta del estado de estos bienes culturales.

Edwin Espinal, presidente del Icomos, expresó que urge implementar programas que aporten nuevas dinámicas para la conservación del patrimonio cultural edificado.

“Además de la necesaria provisión de recursos económicos para su puesta en valor, debe formularse una política definida para la inserción de los inmuebles patrimoniales en la generación de beneficios sociales y crearse una conciencia colectiva respecto del valor de nuestra herencia cultural. El Estado debe entender que el patrimonio cultural dominicano en su universalidad —y no solo el colonial capitaleño— es generador de recursos, tanto materiales como espirituales”, señaló.

Diana Martínez, encargada de la comisión que seleccionó las edificaciones y lugares, resaltó que la lista es una herramienta puesta a disposición del Ministerio de Cultura para demandar más recursos para el sector del patrimonio cultural.

Hasta ahora no ha habido ninguna reacción oficial en torno a los sitios en riesgo. El silencio ha sido la única respuesta.

El Icomos dijo entonces que el abandono, el vandalismo, los fenómenos naturales, la falta de mantenimiento, de vigilancia y de reparaciones, el deterioro avanzado, las ruinas y escombros, las intervenciones inadecuadas, la erosión, el posible colapso y la falta de gestión efectiva dan cuenta del estado de estos bienes culturales.

Edwin Espinal, presidente del Icomos, expresó que urge implementar programas que aporten nuevas dinámicas para la conservación del patrimonio cultural edificado.

“Además de la necesaria provisión de recursos económicos para su puesta en valor, debe formularse una política definida para la inserción de los inmuebles patrimoniales en la generación de beneficios sociales y crearse una conciencia colectiva respecto del valor de nuestra herencia cultural. El Estado debe entender que el patrimonio cultural dominicano en su universalidad —y no solo el colonial capitaleño— es generador de recursos, tanto materiales como espirituales”, señaló.

Diana Martínez, encargada de la comisión que seleccionó las edificaciones y lugares, resaltó que la lista es una herramienta puesta a disposición del Ministerio de Cultura para demandar más recursos para el sector del patrimonio cultural.

Hasta ahora no ha habido ninguna reacción oficial en torno a los sitios en riesgo. El silencio ha sido la única respuesta.