Robert de la Cruz: “APAP para mí es como una luz que brilló cuando lo necesité”

El joven, ciego desde los 6 años, es parte del programa Dale un Chance, mediante el cual la entidad financiera ofrece pasantía y becas a jóvenes sobresalientes

SANTO DOMINGO. Cuando Robert de la Cruz se sienta, dobla el bastón blanco que lo guía para caminar. Ha tenido que aprender a advertir mediante él si puede seguir el camino que lleva o si hay un obstáculo y debe desviarse.

El báculo le ha dado la libertad de movimiento que había perdido a sus seis años, cuando -según explica- un golpe en el ojo, unido a la miopía y a un descuido sus padres para llevarlo al médico, lo dejó en las sombras, con la retina desprendida.

Entonces Robert -que hoy tiene 20 años- estaba en segundo grado de la primaria y los cinco años siguientes estuvo fuera de la escuela y saliendo de casa solo si su hermana, que hacía de lazarillo, lo acompañaba.

Cuando tenía 11 años su vida empezó a cambiar: lo inscribieron en la Escuela Nacional de Ciegos Olga Estrella, donde lo instruyeron, lo enseñaron a caminar y a leer en braille. Luego regresó a las aulas a continuar su educación y se graduó de bachiller este año.

Robert de la Cruz tenía la incertidumbre de si podría continuar su educación y hacer una carrera profesional, sin imaginar que la Asociación Popular de Ahorros y Préstamos (APAP) le abriría las puertas, gracias a los programas APAP Todos, que promueve la inclusión financiera y accesibilidad para personas con discapacidad; y Dale un Chance, que ofrece pasantías laborales y becas universitarias a bachilleres de escuelas públicas y escasos recursos.

La Escuela Nacional de Ciegos lo recomendó a APAP y pasó todas las pruebas. Robert aún está en la pasantía, pero ya tiene claro qué estudiará: Comunicación Corporativa en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM).

“APAP para mí es como una luz que brilló cuando lo necesité”, confiesa Robert.