Los preparativos para forjar la nación

La proclamación de la independencia dominicana, la noche del 27 de febrero del 1844, fue el resultado de un intenso y peligroso trabajo político y de captación de adeptos a la causa, llevado a cabo por los revolucionarios, inspirados en el ideal promovido por Juan Pablo Duarte y sus compañeros de sociedad La Trinitaria.

La firma y promoción de la “Manifestación de los Pueblos de la Parte Este de la Isla antes Española o de Santo Domingo sobre las Causas de la Separación de la República Haitiana”, el acta de independencia de la nación criolla, fue uno de los acontecimientos previos más importantes, porque le dio mayor fundamento a los argumentos con los cuales los revolucionarios justificaban su lucha libertaria.

Los criollos explicaron con claridad que “los habitantes de la parte del Este de la isla, antes Española o de Santo Domingo, valiéndose de sus derechos, impulsados como lo fueron por veintidós años de opresión y oyendo de todas partes las lamentaciones de la patria, han tomado la firme resolución de separarse para siempre de la República haitiana y de constituir un Estado libre y soberano”.

La población se sentía tiranizada

Según el texto, cuya redacción se ha atribuido al burócrata Tomás Bobadilla, que había trabajado para el gobierno haitiano, los criollos se sentían tiranizados y se quejaban de que se les quisiera privar del idioma español, de la religión católica y de sus costumbres.

Entre los firmantes del documento, que circuló en Santo Domingo y otras localidades, estuvieron Francisco del Rosario Sánchez, Matías Ramón Mella, Tomás Bobadilla, Jacinto de la Concha, Manuel Jimenes, Félix Mercedario, Juan Nepomuceno Ravelo, Joaquín Puello, Hipólito Billino, José María Serra, Felipe Alfau y otros.

Entonces se comentaba que Pedro Santana, destacado hatero del este, era mencionado como el jefe del ejército que se formaría cuando se proclamara la independencia, puntualizó Tejada.