Barbra Streisand, la estrella más famosa de Hollywood

“No me gusta realmente el estrellato”

La importancia en Hollywood se reparte entre los pocos conocidos, los que tienen más fama, las estrellas, las divas y las superestrellas. Pero Barbra Streisand está por encima de todos ellos, es una leyenda en vida.

La importancia en Hollywood se reparte entre los pocos conocidos, los que tienen más fama, las estrellas, las divas y las superestrellas. Pero Barbra Streisand está por encima de todos ellos. Una leyenda en vida, nadie supera sus éxitos como cantante, actriz, productora y directora, habiendo acaparado la mayor cantidad de trofeos en el mundo del espectáculo: diez premios Grammy en música, dos premios Oscar en cine, cuatro premios Emmy en televisión y hasta un premio Tony en Teatro. Y mientras celebra medio siglo con el mundo del cine, desde el rodaje de “Funny Girl” y “Hello, Dolly!”, en la sala principal del Centro Artístico de Tribeca, invitada especialmente por el director Robert Rodríguez, se sentó a hablar públicamente sobre su vida y una carrera que lleva medio siglo de éxitos insuperables.

¿Qué significa ser la estrella más famosa de Hollywood para Barbra Streisand? Es difícil ser siempre el centro de atención de las luces. A mí no me gusta realmente el estrellato. Hay que entenderlo. No me gusta para nada todo lo que trae. Hay gente que le gusta, pero yo no soy así.

¿Ha pensado alguna vez en escribir su autobiografía? Hace dos años que vengo trabajando en mi autobiografía y es muy difícil escribir sobre mi vida. Tengo que esforzarme en recordar ciertas cosas que sean interesantes. Te aseguro que antes preferiría dirigir una película.

¿Cómo sería el principio de su autobiografía? No sé... Yo no conocí a mi padre porque tenía apenas 15 meses cuando él murió. Pero leyendo lo que él mismo había escrito, sus tesis del doctorado, con la mejor forma de enseñar inglés a los delincuentes juveniles y en reformatorios de menores, creo que todo está en nuestro ADN. Mi padre siempre quiso escribir pero estaba interesado más en la psicología y cómo enseñar en las escuelas. Hay ciertas cosas muy misteriosas. Es interesante porque mi madre había salido a trabajar cuando falleció mi padre, pero yo ya tenía bastante disciplina en aquel entonces. Me acuerdo que yo le enseñé a mi madre cómo fumar un cigarrillo con 10 años (Risas). Pero siempre quise ser actriz dramática de Shakespeare.

¿Al momento de cantar, también se considera buena actriz? Bueno... yo siempre selecciono canciones con buenas letras, algo donde también pueda actuar, porque cuando empecé a cantar yo no podía conseguir trabajo como actriz y buscaba canciones que tuvieran un principio y un final, para llevar al personaje hasta algún lado. Es interesante saber elegir canciones desde el punto de vista de la letra, pero que también tenga una melodía magnífica para cantar.

¿Y así como hoy la admiran tanto a usted, a quién admiraba usted cuando todavía no era famosa? A Johnny Mathis, me parecía hermoso con sus ojos oscuros. Nunca olvidaré cuando me puse a cantar viendo el show de Ed Sullivan la primera vez que tuvimos televisión en casa.

¿Qué tan difícil resultó encontrar el balance de la vida personal como madre y el perfil profesional de su carrera? Hice lo mejor que pude. Llegaba a casa, bañaba a mi hijo, le leía historias, le cantaba. Esa conexión es importante. Yo siempre sentí que también tenía que ser honesta con mi hijo y es algo que hoy me da mucho orgullo. Él es muy buen estudiante, creó su propio álbum producido por Quincy Jones. Todos nos quejamos por lo que hicieron nuestras madres, hasta que nos damos cuenta de lo difícil que es la vida. No es fácil. Solo hacemos lo mejor que podemos.

¿La primera lección que aprendió, cincuenta años atrás, cuando ganó el Oscar con el primer éxito de “Funny Girl”? A mí me encantó cada minuto de esa película. Pero me acuerdo que aprendí a odiar a la prensa, porque cada vez que opinaba algo después salía en los diarios como si hubiéramos estado peleando. Yo siempre tuve opiniones (Risas) y las opiniones de las mujeres en los años 60 no eran tan populares. Es interesante porque en los años 40 estaba bien, durante la guerra, cuando los hombres se habían ido a la guerra y solo las mujeres se habían quedado.

¿Y qué opina sobre usted? ¿Se considera primero actriz, cantante o directora? Probablemente te diría que actriz solo porque es lo que siempre quise ser. Empecé a cantar solo porque no podía conseguir trabajo como actriz. Y después dirigí cine porque no lograba que me escucharan. ¿Me explico? Yo soy muy responsable con mi trabajo, soy la primera en aceptar las culpas. Hoy, solamente quiero dirigir. La actuación trae demasiados problemas... Hay que ponerse maquillaje (Risas).

¿Lo primero que pensó al momento en que se decidió a dirigir por primera vez, con “Yentl”? Justo antes de dirigir “Yentl” yo había llamado a Willie (Wyler, el director de “Funny Girl”) para decirle que no veía la hora de hablar con él y me dijo: “solo te voy a decir lo que no deberías hacer”. Estaba fascinada con escuchar lo que me iba a decir, pero cuando volví a Londres lo llamé enseguida y su esposa me dijo que había muerto.

¿Cómo es que teniendo tanto éxito como cantante y actriz también se le ocurrió buscar todavía más trabajo dirigiendo cine? En realidad fue por la película “The Way We Were”, en términos de dirección de cine. Yo adoraba a Sydney (Pollack). Éramos muy buenos amigos, nos contamos secretos que nunca nadie va a saber, pero también tuvimos nuestros desacuerdos. Hubo dos escenas que él cortó y a mí me parecían esenciales, como una donde Katie pasa por un lugar que le recuerda como era ella antes. Y cuando dejaron esa parte fuera, decidí dirigir yo.

¿Tuvo problemas con algún otro director después? Con “Nace Una Estrella” fue muy duro porque me chantajearon para contratar al director. Yo lo había contratado solo para escribir el guion hasta que me dijo que no iba a hacer nada a menos que fuera el director. Yo tenía el control de toda la película, fui la primer artista en tener el ‘corte final’; tenía la idea de la película en mi cabeza, trabajé muchísimo con el guion y las canciones. Y le dije que podía darle todo el crédito que él quisiera pero que me permitiera mostrar también mi visión como si fuera de él. Me dijo que estaba de acuerdo en todo, pero después, al momento de entrar al estudio, empezó Qa cambiar las cámaras en otras posiciones. En una de las escenas, de repente yo estaba en medio de una canción y él gritó “Corte” y cuando le pregunté por qué me dijo que mi cabeza había salido del cuadro. Y yo me enojé porque un buen operador de cámara bien podía seguir mi cabeza y sino mi cabeza también podía haber vuelto (Risas).

¿Le molestó cuando no la nominaron en la categoría de Mejor Dirección por “Yentl”? En aquel entonces lo acepté porque ya había logrado tocar el tema de la discriminación en las mujeres. Pero también me gustó cuando la gente salió a quejarse con carteles, aunque yo no fui a la ceremonia aquella noche. Me pareció interesante, pero me debe haber dolido mucho más de lo que pienso porque no volví a dirigir por años, hasta que encontré el libro “Príncipe de las Mareas”.

¿No es más difícil protagonizar y dirigir una misma producción al mismo tiempo? No, no, hay menos gente para discutir. Yo termino siendo la última. Los demás actores siempre están primero. Eso es lo que más disfruto: conseguir la mejor actuación. Después está la visión del director y después el productor con el tema financiero, estético y creativo. La actriz entra al final.

¿Por qué no grabó ninguna canción para ‘Príncipe de las Mareas’, aunque fuera en los créditos del final? El estudio quería ganar una nominación al Oscar con Mejor Canción y a mí me pareció que no podía hacerlo. Lo interesante es que Redford tampoco quería que yo cantara al final de “The Way We Were”, pero ahí no me importó porque yo no era la directora y a Sydney Pollack le encantaba. Pero cuando tuve el puesto como directora y me pidieron que cantara pensé: “¿por qué la psiquiatra va a cantar?”.

‘Príncipe de las Mareas’ llegó a tener siete nominaciones al Oscar y ninguna nominación como Mejor Dirección, ¿tampoco le molestó? La Academia de aquel entonces estaba llena de gente muy grande, directores grandes con los que yo había trabajado pero no me querían ver dirigiendo. Y después estaba la idea de que las mujeres tampoco querían ver a una mujer directora, había muchos celos.

¿No le entregó después el Oscar a Kathryn Bigelow, cuando se convirtió en la primera mujer que ganó Mejor Dirección? Y... sabía que ella iba a ganar. Me acuerdo de haber dicho “ya era hora”, pero yo estaba segura de que iba a ganar.

Fotos: Gettyimages y fuente externa.