Ningún suplemento ni alimento supera al distanciamiento

En un momento en el que estamos vulnerables es probable que dentro de tanta desinformación surjan propuestas de alimentos, bebidas o suplementos que puedan tratar o prevenir la infección por COVID-19.

A estas alturas, ya muchos se han vuelto ‘expertos’ al hablar de esta enfermedad, sus implicaciones y ni hablar de todas las especulaciones a favor o en contra de la vacuna. El asunto es definir cuáles son las fuentes que usted decide informarse, si son los mensajes de las redes sociales (como whatsapp) o se inclina hacia portales científicos con algo de rigor en la investigación antes de ser publicados.

Durante este año he realizado algunas publicaciones con respecto a la relación de la obesidad, diabetes e hipertensión arterial con la alta tasa de complicaciones por COVID-19, también sobre lo que se ha documentado sobre los suplementos como vitamina C, D, Zinc y otros. Finalmente, la idea no es redundar sobre el tema, sino más bien establecer claramente cuál es la postura luego de casi un año de investigar sobre la alimentación y el COVID.

Teniendo este punto claro, recordemos que los alimentos y suplementos pueden promover la liberación y/o estimulación de sustancias que fortalecen nuestro sistema inmunológico, así como participan en la prevención de enfermedades. Esto sin embargo, no sustituye al tratamiento farmacológico ni a la aplicación de vacunas, en el contexto del coronavirus.

Suplementar alguna vitamina o sustancia en particular no puede sobreponerse a un estado de sobrepeso u obesidad, ni tampoco supera los beneficios que confieren los alimentos saludables en una rutina diaria.

Para colocar esto en contexto, utilizar suplementos de vitamina C, quercetina o vitamina D, no protege, trata ni previene ningún virus, si usted se encuentra en obesidad y su alimentación no es saludable.

Evite caer en tendencias y oriente sus esfuerzos basados en la adecuada información, utilice las herramientas de apoyo para su beneficio sin generalizar en las pautas.

Cuando hablamos de alimentación saludable nos referimos a la inclusión diaria de frutas y vegetales, leguminosas, a los cereales integrales, a no exagerar en el consumo de carnes rojas y embutidos que resultan altos en grasas saturadas. También a limitar las frituras, el exceso de azúcar y bollería. ¿Alguna dieta específica? No, son pautas generales que de ser aplicadas de forma individual, tomando en cuenta las preferencias de cada persona, podrían lograr ser sostenibles, promover un peso adecuado y actuar de forma sinérgica con los suplementos que proveen beneficios y prevención.

Dra. Erika Pérez-Lara Doctora en Medicina. Especialidad en Nutriología Clínica en INTEC. Master en Nutrición y Alimentación en Universidad de Barcelona (UB).