Centro Nacional de Toxicología: una herramienta huérfana

A propósito de las intoxicaciones y muertes por bebidas alcohólicas

En el argot médico existe el concepto de “enfermedades huérfanas”. Son aquellas dolencias humanas que, por ser muy raras y costosas, no tienen doliente. Sin embargo, situaciones y hechos tan cotidianos como las intoxicaciones, los envenenamientos y los intentos de suicidios, que constituyen un serio problema y una verdadera preocupación para la sociedad dominicana, son unos huérfanos de la salud pública nacional.

Afirmar “que vamos en las vías del desarrollo” son palabras huecas cuando yo como especialista o el médico de la emergencia en la ciudad o en un pueblo, carecemos de un centro nacional de toxicología que nos pueda asesorar cuando recibimos un niño o un adulto intoxicado con altas probabilidades de morir.

Un centro nacional de toxicología, es una entidad manejada por un personal y laboratorio especializados todos los días del año, 24 horas al día. Que existe en los países grandes, medianos o pequeños donde sus gobiernos han pasado de las palabras a los hechos. Una institución que aporta información y asesoría permanentes relacionadas con la toxicidad de sustancias químicas, venenos, animales ponzoñosos, medicamentos y plantas, sus efectos dañinos a la salud humana y sus antídotos. Este centro nacional tiene entre sus funciones, además, capacitar a los médicos y enfermeras con talleres, y a la población general con material informativo, afiches y boletines electrónicos y audiovisuales. Que está asesorado y afiliado con otros centros similares en países más avanzados, y que está ahí cuando se le necesita. Un servicio permanente y sostenido para la población.

Con un centro nacional de toxicología se benefician los hospitales públicos y privados, el especialista y el médico general, el que trabaja en la sala de emergencia de la ciudad y en el pueblo más apartado. Es una ayuda importante al ministerio público, a fiscales y jueces en su labor de decidir en justicia. Y lo más importante, que los beneficiados van a ser los ciudadanos, el principal activo de una nación.

En un país con asuntos tan básicos y elementales de salud pública no resueltos, sus gentes seguirán siendo huérfanos de oportunidades. Y el camino hacia el desarrollo, con tantas piedras y obstáculos, les seguirá siendo una vía casi imposible de transitar.

Pediatra neonatólogo. Pediatra emérito y pasado presidente de la Sociedad Dominicana de Pediatría.